En esta nueva entrada para el MOOC de ABP del INTEF tenemos que hablar de evaluación. Tenemos que ver cómo y cuándo se desarrollaría la evaluación en nuestro proyecto. Sin embargo, teniendo en cuenta las peculiaridades del proyecto Nos contamos la Historia, es complicado plantear la entrada tal como se nos indica en el tema correspondiente.
Por eso, primero voy a plantear mi concepto de evaluación y mi experiencia de evaluación del trabajo de ABP en el aula, para después, plantear unas líneas básicas de evaluación del proyecto consensuadas con quienes lo van a desarrollar
Lo primero que tengo que decir es que el término evaluación no me gusta. Está muy relacionado con el concepto de calificación en la arraigada tradición escolar. Me gusta más VALORACIÓN. Se valora el trabajo del alumnado, del profesor, del proyecto, de la materia, del centro, etc. Se habla mucho de la cultura de la evaluación, pero lo que está arraigado muy hondo es el de la calificación y por eso, la evaluación como mejora, la evaluación formativa y procesual es escasa y apenas se utiliza. Se califica algo que se ha hecho y a otra cosa. Y la evaluación, o la valoración, debe ser algo continuado y unido al aprendizaje, no un momento concreto en el que hay una prueba para, principalmente, poder calificar. Aprender y evaluar, todo es empezar, o viceversa. Porque evaluamos para aprender y conforme vamos aprendiendo va cambiando la evaluación. O la valoración.
Y luego están los instrumentos para valorar. Aparte del inefable logsiano conceptos, procedimientos y actitudes que ya no tiene sentido en el enfoque competencial de la LOE, y ni siquiera de la LOMCE, está la escasa variedad de instrumentos utilizados, a saber: exámenes, libreta, actividades y actitud (ese concepto general en el que todo cabe pero que está vacío de contenido y valoración objetiva). ¿Hay muchos docentes que utilicen rúbricas, portfolio, la observación en el aula? (yo preguntaría mas bien si hay muchos docentes que ni siquiera saben lo que significa)- ¿Me asegura, como docente, que el alumnado ha aprendido porque me apruebe un examen, entregue las actividades, tenga la libreta más maravillosa del mundo y no rechiste en clase? ¿O con una simple pregunta, como quien no quiere la cosa, en cualquier momento del desarrollo de sus tareas me puedo enterar de cómo y qué ha aprendido? ¿Qué es mejor, por costumbre más que nada, una evaluación y un aprendizaje bulímicos (#rEDUvolution) o una evaluación y un aprendizaje procesuales con recogida de datos puntuales sobre lo que se esté trabajando? Lo primero nos da seguridad como docentes (estamos acostumbrados, no concebimos otra cosa en muchos casos) y es a lo que está acostumbrado el alumnado. Salir de la zona de confort cuesta. A todos.
Y volvamos ahora, ya que os he cansado un poco, al principio. El proyecto planteado para el MOOC es un proyecto colaborativo y abierto a muchos centros y docentes. Por ello, cada docente participante lo adaptará al suyo propio cuándo y cómo le interese y convenga. Por lo tanto, no podemos establecer aquí una línea del tiempo del propio proyecto porque cada docente participante hará la suya y sólo podemos incluir una rúbrica base para la actividad dedicada en concreto al objetivo del proyecto y que está consensuada con lo participantes del mismo. Es muy simple, por las peculiaridades del proyecto y porque, personalmente, considero que las rúbricas deben ser simples y muy claras para que el alumnado pueda aportar ideas, pueda entenderlas y pueda asumirlas. PORQUE APRENDER Y EVALUAR, TODO ES EMPEZAR.
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