miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿PISA, para qué?. Decálogo (con toda la humildad) para el cambio.

De nuevo estamos en la cola, de nuevo nuestro sistema educativo es un desastre y todo el mundo, sin saber muy bien de qué va esto, lo pone de vuelta y media... Y, entonces, ¿qué hacemos?, ¿seguimos haciendo lo mismo para conseguir lo mismo o cambiamos para poder mejorar?
Creo que es de sentido común responder que algo hay que hacer. El problema es que parece que tampoco nos ponemos de acuerdo en qué ni en cómo. 
Lo primero que hay que afirmar para poder enfocar posibles soluciones es que PISA (y nuestras Pruebas de Diagnóstico en Andalucía) no miden cosas que se enseñen en el sistema escolar, o al menos no se enseñan de manera extendida y consolidada, sino más bien como probaturas y experiencias que quieren hacer algo para poder, de verdad, mejorar. Las pruebas no son exámenes al uso que siguen la técnica de evaluar casi exclusivamente la transmisión de contenidos y el alumnado no está acostumbrado, no lo trabaja, a enfrentarse con pruebas como las PISA o las de diagnóstico. Seguramente, si las pruebas fueran de este tipo calcarían los resultados de nuestras evaluaciones (que tampoco son muy allá que digamos) y para eso ya tenemos datos.
Pero se trata no sólo de mejorar en las pruebas, sino que el alumnado aprenda de verdad, que sepa aplicar en la práctica sus conocimientos y, como consecuencia, saldrán mejores resultados. La ecuación no es mejoremos para las pruebas para subir en el ranking, sino que enseñemos de otra manera para hacer ciudadanos bien formados y capaces de enfrentarse a las dificultades del mundo que les rodea (pero de esta forma mejoraremos, con seguridad, en las pruebas).
Bueno, pues con toda la humildad posible y con la experiencia de esos últimos años, expongo aquí un decálogo de posibles medidas para ir en esa línea, para ese "hacer algo" que cambie la mediocridad de nuestros datos y que, sobe todo, produzca un alumnado bien formado, que debe ser el objetivo de todo sistema educativo.
  1. Planes de lectura y de mejora de la expresión obligatorios para todos los centros y todas las áreas. No sólo debe ser responsabilidad del Departamento de Lengua o del Equipo de Biblioteca y llevado a cabo por profesorado voluntario. Así nos va.
  2. Más profesorado de apoyo en el aula y para desdobles. Contar con profesores/as de apoyo dentro del aula para atender a la diversidad, para trabajo colaborativo o, en algún caso, poder hacer desdobles.
  3. Formación obligatoria, tanto inicial como permanente, en competencias básicas. No podemos enseñar lo que no conocemos  y dominamos. Sólo una buena formación puede provocar el cambio y esta formación no debe confundir y angustiar al profesorado, sino abrirle expectativas y campos de trabajo.
  4. Menos contenidos y más didáctica, menos métodos tradicionales y más innovación. En la era digital, saturar de contenidos al alumnado para que luego lo vomiten en un examen o "control" (que nombre más indicativo) sirve de poco. Bueno, sí,  sirve para tener malos resultados. Tenemos que buscar nuevas metodologías que acerquen al alumnado al conocimiento.
  5. Más colaboración y coordinación docente. Las buenas prácticas de docentes que tenemos cerca y la necesidad de ofrecer al alumnado una imagen de unidad de acción hacen imprescindible estas dos acciones. Aprender entre los docentes y programar coordinadamente son temas fundamentales para mejorar
  6. Integración del currículo. El desarrollo de las competencias del alumnado no se puede conseguir de otra forma. Por lo tanto es imprescindible integrar los currículos de las diferentes áreas y trabajar en esa línea, que abunda en la medida número 5.
  7. Evaluación formadora y no castradora. La evaluación tiene que servir para mejorar, para aprender, no para calificar, segregar o castigar. Y esto es algo que queda muy lejos de la realidad de muchos/as docentes.
  8. Proyectos currículares de zona o localidad y contextualización de los aprendizajes. Hacer proyectos curriculares de centro, coordinados con centros adscritos en localidades de tamaño medio o grande y proyectos de localidad en municipios pequeños, ayudará a mantener una línea formativa que mejore al aprendizaje del alumnado. Si, además, esos planes contextualizan los aprendizajes, la ayuda será doble.
  9. Línea de centro bien marcada. El centro educativo no puede dar vaivenes, debe seguir una línea de acción bien marcada, con las ideas claras y con tiempo para poder llevarlas a cabo. Para ello, sería también muy saludable la estabilidad mayor posible de la plantilla docente de los centros.
  10. Compromisos familiares con los centros, en centros abiertos y participativos. La educación es también un compromiso de la familia, no sólo de la escuela. Por ello, las familias deben comprometerse, pero no de manera protocolaria sino real, porque vean que pueden participar en la gestión del centro y porque vean que el centro ayuda a sus hijos a tener la mejor formación posible.

Sólo con una lectura rápida se puede comprobar que la mitad de las medidas dependen del profesorado. Para algunos esta afirmación, creo que interesadamente porque así evitan sus posibles responsabilidades, significa que "entonces el profesorado tiene la culpa del fracaso". Sin embargo, es todo lo contrario. El profesorado es tan importante, es tan crucial en este camino, que sólo si se asume así se podrá cambiar. Los docentes son el eje del cambio, son el elemento clave y primordial de este proceso. El profesorado es la figura central de todo esto.

5 comentarios:

  1. No sé si lo das por supuesto, o no lo has pensado, pero yo añadiría: y todo esto, en primaria. Los problemas dan la cara en secundaria pero no se puede arreglar en tres años lo que se ha hecho mal, o no se ha hecho, los 5 o 10 años anteriores.

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  2. Porque apostamos por el cambio como esta preciosa reflexión...estamos trabajando en la Escuela 3.1416
    http://tambienlalluvia2010.blogspot.com/

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  3. Magnífica entrada Manuel. Me entusiasma para seguir pensando. Si se me ocurre hacer algún aporte me encantará compartirlo.
    Seguimos en contacto.
    Alejandro
    @asarbach

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  4. Estoy totalmente de acuerdo contigo: los docentes somos los que debemos dar el primer paso, y el segundo, y el tercero... porque aunque todo no está en nuestras manos, sí tenemos la responsabilidad de que el camino del aprendizaje sea agradable, de que la metodología sea la adecuada, de conocer qué se está haciendo en otros centros, en otros países...

    En 2007 el Informe Rocard nos dio muy buenas pistas de qué estaba fallando en la enseñanza de las ciencias y cómo mejorarlo, pero seguimos con la misma metodología de siempre: muchas cosas deben estar fallando.

    Espero que cada vez hayan más ejemplos de buenas prácticas disponibles para todo el mundo, bibliotecas de estas buenas prácticas como la que se está haciendo <a href="http://www.evagdcanarias.org/videoteca/>en Canarias<a/>, que cada vez abramos más la escuela: las puertas, las experiencias, que le perdamos el miedo a compartir, porque lo que uno hace siempre es bueno cuando se tiene la intención de seguir mejorando. Cuanto más abramos la escuela al mundo, más escuelas podrán nutrirse las unas de las otras. Porque siempre es más fácil avanzar cuando toda la manada se mueve en la misma dirección.

    Gracias por tu artículo.
    @aidaivars

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  5. Además de felicitarte por tu visión, y por la claridad con que la expresas, quisiera hacer una pequeña aportación: las familias se comprometerán cuando vean un valor en la educación de sus hijos. Y para eso hacen falta, al menos, dos cosas:

    - que la educación actual (no hipotética) de sus hijos TENGA, objetivamente, un valor, y

    - que las familias estén preparadas para ver ese valor (lo cuál, continuamente, damos por supuesto...)

    Un gran artículo, porque deja bien sentado que el cambio está en nuestras manos. Gracias.

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