No tengo mucha idea de matemáticas. Soy de letras. Pero, por lo poco que recuerdo y lo mucho que aprendo de Wikipedia, el título se me antoja como una analogía con ciertas situaciones.
La vida nos marca caminos o tendencias y posibilidades de cambio y mejora. Aquellos pueden ser más o menos largos o más o menos abruptos y sinuosos. Y éstas son unas veces más amplias y otras más reducidas. Saber qué camino seguir y qué posibilidades de avance existen en ellos son decisiones difíciles. Pero hay que tomarlas. Hay que decidirse.
Hasta aquí, las matemáticas. Vamos a por las letras.
Posiblemente, nos podamos equivocar en el camino, en la tendencia, elegida y, además, erremos en el cálculo de los posibles y, seguramente, deseables cambios. Se nos plantean cuestiones complejas: ¿hasta dónde puedo llegar, hasta dónde nuestros intereses, planteamientos y resultados son aceptados o son rechazados? Es decir, dónde está el límite a la progresión, al avance. A qué ritmo hay que progresar para acercase a los objetivos de cambio y mejora.
Muchas veces, las circunstancias y la progresión excesiva provocan una sensación de mareo que juega en contra del objetivo. Muchas veces, empeñarse en algo que se debe hacer pero que no es aceptado impone unos límites que quienes quieren avanzar no ven, o no los valoran como definitivos. Pero sí, el ritmo hay que negociarlo porque unos no quieren cambiar para nada y otros quieren llegar excesivamente lejos para la mayoría. Pero lo que sí es seguro, para todos, es que para que la progresión sea efectiva debe ser asimilada, no impuesta. Aunque eso suponga una progresión más lenta y un objetivo menos ambicioso, pero que se puede ir consolidando para ampliar la progresión y los límites.
Por otra parte, los avances individuales en la evolución profesional provocan una confusión comprensible, pero induce al error, de que se va a un ritmo muy lento y que hay una especie de freno a la progresión. Y no se ven, con claridad, los avances que se producen. Porque se quiere avanzar más y más rápido. ¿Pero, casi sólo? Pues no, nuevo error.
Bueno, hasta aquí mi reflexión. Espero no haber metido la pata con las matemáticas. Y, sobre todo, no haberla metido con las letras.
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