Empecemos por el final. El Acto de Clausura celebrado el jueves 27. Sin olvidarnos de lo importante de la tramoya, de los preparativos, de la organización, que es fundamental e importantísima y que este año se ha superado con creces, quiero destacar tres cosas.
La primera, la participación del alumnado. Su entusiasmo y su disposición que demuestran una vez más la importancia de este Acto para unir a la Comunidad. No podemos olvidar los momentos de grabaciones, de ensayos, de preparativos. Y a es@s alumn@s de 1º de bachillerato dispuest@s a todo, a ser tramoyistas en el teatro y camareros en la cena.
En segundo lugar, la satisfacción de las familias. Ver esas caras de madres y padres en el teatro, en la cena, recibir esas enhorabuenas sinceras con esas caras de alegría e ilusión, no tiene precio. Bueno sí, el trabajo bien hecho por parte de toda la Comunidad Educativa.
Y, finalmente, algo personal. Doblemente. Este año, por primera vez, mi alumnado me ha agradecido (creo que la expresión utilizada en el discurso fue: "y lo orgullosos que se sienten los alumnos de 2º de bachillerato C de su profesor Manuel Jesús", y seguía, creo, con: "por su forma de trabajo tan motivadora donde se aprende sin darse cuenta, por esas composiciones que nos ayudan a preparar selectivdad...". Sinceramente, y sin falsas modestias: se siente una satisfacción enorme, que confirma lo que durante el curso se ha venido anunciando en algunas entradas.
Pero también, ver a mi hijo recibiendo el diploma de excelencia (se valora ser buen estudiante, la participación, la ayuda a l@s demás, valores) de su curso y de ser, junto con otra compañera del grupo, los que realizaron y expusieron el discurso que representaba al alumnado de 2º de bachillerato.
En definitiva. Un gran final. Para empezar.
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