sábado, 14 de febrero de 2015

MORESNET

Si hace 35 años (toma ya, casi "na") cuando estaba en COU, hubiera tenido un profesor o una profesora lo suficientemente extravagante como para mandarme un trabajo sobre Moresnet no hubiera encontrado mucho más que esto:

"pequeño territorio que estaba situado en los confines de Bélgica, del Imperio Alemán y de Países Bajos. Una parte, denominada actualmente Calamine, fue constituida de 1841 a 1919 en territorio autónomo, bajo la soberanía indivisa de Bélgica y de Prusia; otra parte, Moresnet, permanecía belga; la tercera parte, la actual Neu.Moresnet y el territorio neutral que poseía las minas de la Vieja Montaña (calamina, cinc, plomo), actualemente agotadas, fueron cedidas a Bélgica en 1919. Anexionados a Alemania durante la segunda guerra mundial, los tres municipios volvieron a Bélgica en 1945".

Enciclopedia Larrousse

Resultado de imagen de Moresnet

Sin embargo, si hoy le mandase un trabajo (porque yo mismo pueda ser un profesor extravagante) sobre ese territorio al alumnado encontrarían esto:


Como se puede comprender, esta entrada no es para explicar la mayor o menor importancia de este territorio. Una anécdota, un capricho territorial resultado de la convulsa y difícil historia contemporánea europea. De lo que trata es de que podamos darnos cuenta de lo que tenemos entre manos. De cómo hemos cambiado.

De las posibilidades inmensas de aprendizaje que nos ofrece la red de redes y de comprender lo limitados que estábamos antes. De comprender la necesidad de saber manejar y aprovechar los recursos que tenemos ante nosotros con solo apretar un botón o deslizar una pantalla. Del aprendizaje permanente, ubicuo y, sobre todo, aumentado por Internet y las redes sociales.

Moresnet, surgido de una conversación familiar aparentemente intrascendente pero que me abrió la visión de que era un ejemplo muy claro de cómo aprendíamos antes, de cómo deberíamos aprender ahora y de por dónde debería ir el aprendizaje del siglo XXI.

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