domingo, 19 de octubre de 2014

REFLEXIONES SOBRE #SIMOeducación #SMOaldía


Una vez reflejada la experiencia de estos días en las entradas anteriores, me permito algunas reflexiones sobre lo vivido en SIMO.

Creo que la primera es que se constata que, a pesar de los avances tecnológicos y de las múltiples experiencias que se han visto, hay una sensación mayoritaria de que el impacto de la tecnología en la escuela es menor de lo esperado y menor que en otras actividades o instituciones actuales.

Relacionado con esta primera reflexión, podemos enlazar la segunda. Han existido dos mundos paralelos: empresa y escuela, que han interactuado menos de lo que se esperaba. Al menos, esa es la sensación que yo he sacado y que explica la lejanía de la tecnología, entendida como cacharrería, con respecto a la pedagogía, lo que de verdad interesa al profesorado y que, lógicamente, explica lo anterior.


La tercera, en cadena, es que no hace falta tanta formación, sino invertir en escolarizar la tecnología. No forzar al docente a utilizar algo que le es muy costoso (en tiempo, básicamente) y ayudarle con aplicaciones y herramientas amigables y fáciles de manejar que favorezcan la decisión docente de introducir las nuevas tecnologías en las aulas.

La cuarta. Casi siempre nos vemos las mismas y los mismos. Sin embargo, esta vez ha habido mucha más variedad, lo que es una demostración de que algo se está moviendo, de que hay mucha actividad docente alrededor de la innovación y las nuevas tecnologías


La quinta y última es el enorme esfuerzo y la enorme ventaja que la escuela privada (entendiendo por privada también a la concertada) está tomando con respecto a la Escuela Pública. Primero, por apostar por nuevas tecnologías y nuevas metodologías sin las dudas que se han podido ver a o largo de estos años en la pública (de las administraciones, de las familias y, sobre todo, de los docentes). Vemos inversiones potentes en herramientas y en "cacharros" como tabletas, PDI, etc,. Segundo, y como consecuencia lógica de la primera, para entrar en la era de la educación del siglo XXI porque les va el negocio en ello y han entendido que es la mejor manera de formar a su alumnado y de que destaque en un mundo competitivo y digital cuando salga de su centro. Y, tercero, porque tienen dinero para ello. 

Esto es un aviso claro para la pública, si podíamos entender y afirmar que nos "ganaban" en propaganda y en imagen, ahora también vamos a ver cómo nos van a "ganar" en metodología y tecnología. En haberse sabido adaptar a la nueva sociedad y sus demandas.
Y como conclusión final: es difícil adoptar nuevas metodologías que introduzcan la tecnología como herramientas básica, pero nuestro alumnado, la equidad educativa y la necesidad de un mundo cambiante lo demanda urgentemente. De nosotros, de la administración, de las familias y de los docentes de la Escuela Pública depende que nos quedemos atrás o de que entremos por fin en la educación del siglo XXI. 

Tú decides.

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