No es el título de una película,
pero si lo fuera, sería de suspense y, por qué no, también de acción.
Tampoco es ya un aspecto de análisis
del curso pasado, aunque tenga que ver con situaciones del final del mismo, ni
supone una previsión del que viene, aunque, también, tiene esté relacionado con
ello.
El argumento de la entrada, o de
la película, es la posible renovación del equipo directivo del centro, Y para
explicarlo, hay que acudir a los antecedentes del caso.
Durante nueve cursos, del
2003-2004 al 2011-2012, he tenido la suerte (y el lujo, según algunos) de
mantener el mismo equipo directivo, con el añadido de que la jefa de estudios y
el jefe de estudios adjunto eran de Sevilla. Todos los años participaban en el
concurso de traslados, mas para saber cómo estaban situados y no tener que
entregar nueva documentación que porque quisieran ese traslado, porque incluso
renunciaron tras el concurso provisional en alguna ocasión. Sin embargo, este
curso la cosa era distinta porque les concedieron un buen destino (la petición
número 1 en el caso de la jefa de estudios) y, con la situación de plazas que
se estaba generando con los recortes, era muy arriesgado renunciar, sobre todo
en la especialidad del jefe de estudios adjunto: bilogía y geología. Ahí empieza
a fraguarse la peli, en el renunciar o no. Y ese simple hecho (y, a lo mejor
para algún@s, incomprensible planteamiento) de planteárselo es para mí un
orgullo y una satisfacción por el compromiso con el centro y con el proyecto de
dirección que refleja. En esta tesitura surge la posibilidad de solicitar una
comisión de servicio por el año que le queda a mi mandato de dirección 2009-2013,
para culminarlo e irse después de diez años en el equipo directivo, con una
entrega y dedicación digna de elogio. Con esa esperanza, y después de darle
muchas vueltas, no renuncian. Todo esto sucede desde mediados de mayo hasta
mediados de junio. Y desde esas fechas hasta final del curso, con la certeza de
que no iba a haber problemas de plantilla y podrían concederle la comisión.
Aunque lo anterior son
antecedentes que explican el argumento, la película comienza el día 2 de julio,
cuando empezamos a preparar el siguiente curso con la provisionalidad que supone
la situación planteada y con un problema añadido, que tiene que ver
tangencialmente con el problema anterior, y relacionado con la vicedirectora
del centro. El día 4, se confirma la concesión de la comisión y termina la
angustia para mis jefes de estudio y para mí, que siempre había tenido en la
recámara la desagradable opción de tener que buscar en el mes de julio al
profesorado “interesado” y dispuesto a dar el paso de pertenecer al equipo
directivo. Parece que la película terminaba felizmente y que la cosa se había
quedado en un mal episodio de serie B…, ó C.
Sin embargo, el lunes 9, me
comunican que las comisiones al final no se conceden, porque con el baile de la
plantilla había una plaza de lengua ocupada por una profesora que estaba en
comisión y que no había aparecido por el centro, por lo que nadie había contaba
con ella, y esta profesora tapaba la posibilidad de concederle la comisión a la
jefa de estudios; y al jefe de estudios me comentan que era “porque no procede”.
Vuelta a la angustia de ver a dos personas destrozadas por haber roto su ilusión
de continuar un año más y de tener que plantear su sustitución en un momento
delicado. Continuaba el suspense y comenzaba la acción con varias visitas a la
Delegación de Educación para aclarar el tema e intentar una solución. En esa semana me encontré teniendo que preparar
el curso que viene con dos cargos que no iban a estar y sin nadie que los
sustituyera. Por ello, mi actuación se orientó en una doble vertiente
contradictoria personal y profesionalmente, pero, sin embargo, lógica: por una
parte, intentar que se consiguieran las comisiones y, por otra, buscar
nuevos/as profesores/as por si terminaban definitivamente por no conceder la
comisión.
El día 12 me entrevisté con los
posibles sustitut@s que dieron su visto bueno a pesar de las circunstancias, lo cual
demuestra su compromiso y profesionalidad y que había “acertado” en su
elección. Y el día 13 en la delegación, encontramos una solución al tema de la
jefa de estudios porque las plazas ocupadas en su departamento eran de
profesor@s en comisión por enfermedad y podían no salir colocad@s en el centro
y dejar alguna vacante para la comisión por cargo de la jefa de estudios. En el
caso del jefe de estudios adjunto no se pudo hacer nada porque, ante la
situación de las plazas de este curso, no se iban a conceder comisiones por cargo
directivo a jefaturas adjuntas y vicedirecciones.
Finalmente se resolvió la
comisión de jefatura de estudio el mismo viernes 13 al crear una plaza más de
lengua que, por un error de cálculo nuestro y un aumento de horas del centro, nos
correspondía.
Por eso mismo, volví a citar a
los posibles sutitut@s y les comuniqué mi decisión de contar con uno de ellos
para este año y con la otra persona para ir “formándose” todo el curso que
viene para asumir la jefatura de estudios en mi próximo proyecto de dirección.
Película terminada con final
feliz pero agridulce. Feliz porque, desde mi visión de director, se ha
conseguido mantener la jefatura en unos momentos delicados de preparación del
curso siguiente y por ver la disponibilidad de las personas con las que
contacté para poder entrar en el equipo. Pero triste también por ver como una
persona que ha trabajado tanto por el centro tiene que irse un poco (o un mucho)
por la puerta de atrás, un poco a escondidas y un poco por sorpresa.
Personalmente, y ya no como
director sino como compañero, quiero desde aquí rendirles homenaje a los dos, a
su trabajo, su compromiso y su dedicación.
The End.
P.D.: Puede ser que algun@s piensen que estaba acostumbrado a lo bueno, a mantener el mismo equipo mucho tiempo, porque lo normal es que no duren nada más que un mandato y que por eso me ha parecido tan angustioso (suspense y acción) el tema. Puede ser.
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