LA AVENTURA DE LA DIRECCIÓN

La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.

Eduardo Galeano

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias

Constantino Cavafis

El 1 de julio de 2003 me encontré, porque yo quise, desde luego, ante el inicio de una aventura. Lo que yo no sabía era que lo que estaba haciendo era romper mi zona de confort e iniciar una magnífica y tremenda aventura: LA DIRECCIÓN DE UN INSTITUTO DE SECUNDARIA.

Mis alforjas no estaban, por suerte, vacías. Durante los seis cursos anteriores había sido jefe de estudios en condiciones difíciles: dimisión del director por un grave problema en la comunidad. El director siguiente, con el que empecé como jefe de estudios también dimitió, por presiones políticas, dejando al centro a las puertas de tener toda la ESO completa, con otro instituto que empezaba su andadura como centro y como sección del nuestro y con casi todo por hacer. Eso me dio experiencia, perspectiva y, sobre todo, lo más importante para un docente: APRENDER. Hay que ver lo que se aprende siendo cargo directivo. Pero también se sufre y se disfruta. Yo al menos he hecho, y pienso seguir haciendo, lo primero y lo tercero. Lo segundo, ya no depende sólo de mi.

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Pero no temáis, no va a ser una entrada larga y exhaustiva sobre todo el período. Sólo va a ser una reflexión sobre el mismo.

En primer lugar, más que nada para olvidarme pronto de ellos, los problemas. Los principales y más graves han venido del profesorado: protagonismos y egos excesivos, prerrogativas que se quieren perpetuar, intentos de indisponer al alumnado contra la dirección, falta de profesionalidad disfrazada de defensa del pluralismo y del individualismo docente. Todo eso por separado, y más si se unen esos intereses, suponen problemas graves para un centro y una dirección. Posiblemente yo haya ayudado a mantener esos problemas porque no he sido un director pelele, un director cómodo. He puesto los puntos sobre las ies y eso escuece. Y eso no es frecuente. Pero lo consideraba, y lo sigo considerando, mi responsabilidad y mi forma de entender éticamente la dirección escolar. Las familias, excepto algunas, contadas con los dedos de una mano, no han dado quebraderos de cabeza (contra lo que se podría imaginar por seguir el típico tópico cada vez más de moda, por desgracia). Y el alumnado creo que menos porque a los adultos se les supone una madurez que, a veces, no demuestran, pero a los adolescentes no se les puede exigir. Lógicamente, ha habido en estos dieciséis o diez años, como se quiera, enfrentamientos, pero han sido pasajeros en la inmensa mayoría de los casos. Esta es una de mis satisfacciones: que en diez años de dirección no han existido graves problemas de enfrentamientos con la inmensa mayoría de profesor@s, familias y alumn@s.

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En segundo lugar, las satisfacciones, los reconocimientos. Del alumnado que sabe y se da cuenta de nuestra ayuda, del profesorado que reconoce nuestro trabajo y nuestro afán por mejorar, del AMPA y las familias por descubrir la colaboración abierta con ellas. Pero, también, de las redes profesionales, de las redes sociales, de los CEP y los centros que me han llamado para formar a otr@s docentes.

Por último, el aprendizaje. Como se suele decir, no hay aprendizaje sin esfuerzo, sin sacrificio. Pero tampoco sin hacer cosas, sin intentar cosas. Por todo esto, seguramente, la dirección es una fuente inagotable de conocimiento y de aprendizaje.

Y a todo esto. Hablamos de educación. De competencias básicas, de formación continua del profesorado para mejorar el aprendizaje del alumnado, de innovación educativa, de coordinación docente, de utilización de las TIC, de las herramientas 2.0. Si la aventura ha sido y seguirá siendo importante en cuanto a la responsabilidad y la toma de decisiones, no lo es menos (yo diría que mucho más) en el ámbito didáctico y pedagógico. Comprender la importancia de las competencias básicas y de las herramientas 2.0 para un mejor aprendizaje del alumnado ha sido para mi como una especie de revelación de cuál debería ser el camino. Pero no se trata de una revelación de tipo místico, sino claramente científica y corroborada por múltiples datos, numerosos estudios, por las redes sociales y profesionales. Y sobre todo, por mi experiencia docente.

La entrada empezaba con una cita de Eduardo Galeano y la típica referencia a Cavafis. Y termina con otras dos que creo que marcan mi actuación y mi carácter. Algun@s, al leerlas, pensarán en pinzas, ollas o tornillos. Yo prefiero recordar lo que dijo una estudiante de Medicina (que expuso el trabajo realizado el curso anterior en 2º de bachillerato) en las II Jornadas Nacionales de PBLy Metologías Activas: "me hubiera gustado tener más profesores así" o que "sin locos como ustedes la sociedad no avanzaría". 

Todo esto me da fuerzas y energías para seguir en esta singular y maravillosa aventura.

No tengo fuerzas para rendirme.

(Imagen cogida de una pintada en el muro de Facebook)

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Lo imposible es sólo lo que no se intenta.

(versión de una afirmación de Max Weber)

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