Entrada publicada en PROYÉCTATE.
Después de un tiempo alejado del grupo, me reincorporo planteando un tema muy importante: la dirección escolar y la formación del profesorado. También hay que reconocerlo, después del subidón de ayer de #lasemanadelosproyectos.
Dejando a un lado la formación inicial (no por ser menos importante, sino porque podemos incidir menos en ella), está claro que es la formación permanente del profesorado la que se convierte en el meollo de nuestra actuación como directivos (dicen que líderes pedagógicos).
Pero para definir el concepto tenemos que hacer una clara distinción: la formación que se plantea como intereses y preferencias individuales y la que se plantea como colectiva, para el centro, para desarrollar su proyecto educativo. Y la diferencia de concepto es muy grande y muy importante, porque suponen concepciones muy distintas del desempeño docente. Quien entienda la formación como algo individual: yo tengo estos intereses y me formo en ellos, aunque no tenga incidencia directa en mi alumnado y mi centro, no entenderá y no aceptará de buen grado la otra concepción de la formación, que es colectiva, colaborativa, coordinada y que tiende, fundamentalmente, a incidir en el alumnado y en el centro.
Además nos encontramos con los típicos argumentos de falta de tiempo, de falta de interés, de excesiva carga burocrática, de que los cursos o la formación es demasiado teórica, de que la dan los típicos "desertores de la tiza (ahora PDI, espero)", de que hay poca formación on line (y cuando la hay la excusa es que no sé, que no me acuerdo de las claves, que no puedo entrar, que no se lo que hay que hacer, etc., etc. Y ahora se añaden argumentos más contundentes: trabajamos más y cobramos menos. Lo que nos faltaba.
Como es lógico y esperable, yo entiendo, como docente y como director, que la formación debe ser de centro, conjunta y para conseguir entre todos y todas una mejor formación de nuestro alumnado. Por eso, creo que como directivos debemos fomentarla a pesar de las dificultades. Para ello, y como experiencias desarrolladas en nuestro centro planteo varias alternativas.
En primer lugar, aprovechar las estructuras existentes: reuniones de tutores/as, reuniones de departamentos, reuniones de áreas de competencias, reuniones de ETCP y reuniones del Claustro. En ellas, con un calendario y unos temas bien estructurados se pueden plantear temas formativos que se vayan trabajando a lo largo del curso y que den como resultado las propuestas de acuerdo o de buenas prácticas para mejorar el aprendizaje del alumnado.
En segundo lugar, aprovechar la metodología 2.0. Documentos compartidos, wikis para materiales, blogs temáticos, moodles, pueden facilitar la formación sin excesiva carga horaria de reuniones, que antes eran imprescindibles y ahora pueden ser menos necesarias.
Sólo con estas estrategias conseguimos dos cosas: reducir el tiempo de presencia física necesario para la formación y llenar de contenido y de objetivos de centro muchas reuniones que si no, se pueden convertir en meros trámites.
Y para finalizar (lo he cogido con ganas, verdad) qué temas planteamos, qué temas interesan, qué temas son más necesarios para nuestros centros: Yo avanzo algunos: metodología 2.0 (no TIC,no), programación de tareas y unidades didácticas que desarrollen las competencias básicas, estrategias de atención a la diversidad y habilidades sociales del profesorado.
¿Qué opináis?
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