miércoles, 6 de enero de 2016

TOCACAJONES

Dícese de la persona que abre, busca y trastea o esculca (magnífica palabra que me enseñó mi abuela Rosa cuando al rebuscar en sus cajones, decía "que te gusta esculcar") en los cajones ajenos buscando cosas antiguas por su posible utilidad. En Educación, se refiere a docentes interesad@s en desempolvar métodos y didácticas antiguas, olvidadas y casi en desuso durante muchos años.

Ya tenemos una palabra nueva que podemos proponer a la Real Academia Española si lo estimamos oportuno. Si tamibién ha admitido palabras como "almóndiga" o "amigovio" porqué no va a admitir ésta. Bien, pues todo esto viene de un comentario hecho por Anna Jubete en mi entrada anterior sobre los 100 años de retraso, en referencia a la Institución Libre de Enseñanza, en el que dice que mucho de lo que podríamos considerar hoy innovación son "practicas que quedaron olvidadas en un cajón". Por ello, quienes intentan llevar al aula metodologías activas, muchas de las cuales son ya muy antiguas, podrían ser llamados "tocacajones"Y yo soy, lo reconozco, un tocacajones de campeonato, no por lo que pueda innovar o por intentar utilizar metodologías ya viejas pero guardadas a cal y canto en los cajones de la escuela industrial, sino por lo que me gusta esculcar. como decía mi abuela. Parece que viene de lejos.

Pero, ¿qué cajones tocamos?

Normalmente tocamos los cajones de la Administración que navega en un maremagnum legislgativo que la aleja de la realidad del aula. Una administración que se mueve en la incoherencia de querer fomentar metodologías activas a la vez que nos embarca en una evaluación que valora resultados mucho más que aprendizajes.

También abrimos los cajones de la inspección. De una inspección situada en lugar complicado, entre la incoherencia de la administración y la incredulidad de las aulas y que, por tanto, no termina de tener claro cómo aplicar las metodologías activas y polvorientas que anidan también en sus despachos.

Revisamos los cajones de familias que parece que tienen concursantes en vez de hijos y que miran más las notas que el aprendizaje. O que los confunden. Con toda la razón, porque es lo que han conocido y creen que es el único modelo de eaprendizaje válido.

Los cajones del alumnado que no está acostumbrado a pensar, a colaborar y a compartir tampoco se nos resisten. Porque algunos sólo quieren "jugar a la escuela", es decir, memorizar y sacar buenas notas. Se les da bien y tienen éxito con este sistema industrial. Y porque, también, otros no están dispuestos a hacer nada y sólo quieren pasar el tiempo con el menor esfuerzo posible.

Y esculcamos en los cajones de docentes que no ven la necesidad de cambiar metodologías y tipos de aprendizajes, que no entienden o no quieren entender la necesidad de un cambio drástico en la Escuela.

Pero sobre todo, trasteamos en los cajones de la historia de la pedagogía y en los de la red donde encontramos esas metodologías activas que nos permiten abrir las ventanas del aula, enseñar para la vida y disfrutar de nuestro aprendizaje docente y de nuestra afición. Tocar cajones.

5 comentarios:

  1. Muchos cajones para tocar, unos hacen ruido, otros se atascan y algunos te pueden pillar bien los dedos. Pero no hay que renunciar a tocarlos bien tocados ;)

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  2. Jo...de como me gustaría tener algún tocacojones en mi centro para poder rebuscar y actuar! Sigue, sigue rebuscando y compartiendo. Enhorabuena!

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    1. Y a mi, y a mi, también me gustaría. Así que nada, a esculcar. Gracias

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  3. Manuel Jesús, desde hace años me considero así: un tocacojones de campeonato, gracias por descubrirme la definición. Me pongo otro año más a ello.

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