La segunda conversación, en el mismo contexto de la primera, iba algo más allá de la sesión de evaluación, y en un transcurrir lógico de los acontecimientos, llegó a la entrega de notas. Otra profesora, presente en el conversación, comentaba que para algunos docentes de su centro al entregar las notas se entregaba una especie de manuscrito críptico que tenía poder revelador.
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Así, un padre que observa en ese mágico documento que su hija tiene un 2 en una materia, sabe inmediatamente que no ha estudiado y que tiene que estudiar más y, además, se desprende de ese revelador dato cómo tiene que hacerlo. Otras familias, sobre todo las madres, con más experiencia en estas lides, se dan cuenta, incluso, de qué es lo que tiene que hacer para recuperar y de qué parte de la materia debe prepararse mejor, porque ha sido ahí donde más ha fallado. Puede que se llegue al virtuosismo de que si se suspende más de tres materias, la familia deduzca que su hija puede repetir y ya saben, por su gran experiencia y sabiduría, cómo evitarlo.
Los números son así. Dicen muchas cosas.
Qué parecidos somos aunque estemos en centros tan diversos. Me pregunto yo si le permitiríamos al traumatólogo o al pediatra que,con el código de la enfermedad o el nombre de la misma, nos despachara basándose en que,con tan reveladora y completa información,tendríamos que saber cómo mejorar e,incluso,curarnos. Digo yo que,para eso, sobraría el especialista;sobrarán esos docentes?
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