Siempre se escapan pequeños detalles, que resultan ser muy importantes cuando se ven las cosas con perspectiva y tranquilidad, si se intenta hacer balance de todo un curso. Por eso voy a dedicar esta última entrada de la serie a esos pequeños acontecimientos que se han podido quedar fuera del balance general.
Y empiezo por el trabajo del profesorado que ha participado en el programa COMBAS. Ha sido 22 profesoras y profesores que se decidieron, a pesar del mal ambiente contra toda iniciativa formativa que había en el claustro por motivos que quedaron explícitos en el balance del centro, a formarse, a aprender, a confiar en el equipo directivo. Su trabajo ha sido importante, pero, sobre todo, yo destacaría, más que el trabajo, el ambiente distendido, los debates abiertos y enriquecedores de las reuniones y la disponibilidad a la innovación. Ha sido un trabajo algo sordo, algo contracorriente, pero un buen trabajo y un rayo de esperanza de que el profesorado es profesional y quiere mejorar y aprender. Todo un lujo.
Y termino por lo más informal. Las reuniones más o menos organizadas, sobre todo las menos, que a lo largo del curso se han producido entre el profesorado del centro. Las comidas fin de trimestre, la tardenoche anterior al puente de Andalucía, la comida en Chipiona del mes de junio o los almuerzos prolongados hasta la madrugada de algunos viernes de junio. Curiosamente coincidíamos allí, especialmente en las no organizadas, muchos/as de los/as del COMBAS. Algo sintomático.
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