Quien pensara, por la entrada anterior sobre evaluación, que la desilusión, el cansancio y el desánimo habían anidado en mi forma de ser estaban completamente equivocados. Sólo quise reflejar una realidad extendida y mayoritaria. Pero como también mencioné en esa entrada, no comparto y no estoy de acuerdo con ese planteamiento mayoritario. Y, por eso, mi planteamiento de la evaluación es distinto y lo voy a explicar en esta entrada por si a alguien, tan preocupad@ como yo por esa deriva de la evaluación tradicional, le pudiera ser útil.
- El problema de la evaluación en realidad es de programación. Yo no programo para evaluar, sino para que el alumnado aprenda. Lógicamente, debe haber una distribución temporal de las unidades didácticas, pero este reparto cronológico no está condicionado por las evaluaciones, ni siquiera por los trimestres naturales (aunque reconozco que los parones vacacionales sí condicionan algunas veces el final de algunas unidades, pero sin agobios, sin angustias).
- El problema de la calificación en realidad es un problema de concepto de evaluación. Mis alumn@s realizan actividades a lo largo de la evaluación o del trimestre y las voy valorando con lo que en el momento en que hay que calificar (sesiones de evaluación para entrega de las calificaciones) la nota es la media de todas esas actividades que han hecho y yo he valorado (y algunas veces también ell@s), hayan o no terminado la unidad que estemos desarrollando. Es más relajado, es más objetivo y es valoración del trabajo realizado y de lo aprendido y no simple calificación. El profesorado (y el alumnado, por ello) de mi centro está ahora envuelto en esa agónica vorágine de exámenes para evaluar antes de Semana Santa (las sesiones son a la vuelta) y yo ya puse las calificaciones en SENECA el lunes pasado, día 11 de marzo. Algunos ejemplos.
NOTAS DEL ALUMNADO DE 2º DE BACHILLERATO EN LA SEGUNDA EVALUACIÓN
- CONCLUSIONES:
- El enfoque que se tenga de la programación condiciona la evaluación.
- El concepto que se tenga de la evaluación condiciona asumirla como valoración de procesos o calificación de resultados.
- Concebir la evaluación como valoración, ya que parece que estamos siempre tan estresados en los momentos de las sesiones de evaluación, hace desaparecer casi por completo la angustia por los finales de evaluación o de trimestre. O sea, que incluso por motivos egoístas del profesorado, hasta conviene este sistema.
Esto es lo que hago, este es mi planteamiento de la evaluación. Valoración y...vuelta a trabajar y a valorar, con retroalimentación del alumnado que confirma su satisfacción y la mía.
¿Te animas a desarrollar una evaluación distinta?
¿Te imaginas finales de trimestres relajados y sin los agobios de siempre?
Este es un buen sistema. Lo imposible es lo que no se intenta.
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