No nos engañemos, la evaluación para la mayor parte de la comunidad educativa: docentes, familias, alumnado e, incluso, administración, es CALIFICACIÓN. Dejémonos de eufemismos de que la evaluación es valoración, de que se evalúan procesos y no resultados, de que se evalúan competencias básicas, de que hay variedad de instrumentos de evaluación y tantas y tantas cosas que quedan muy bien pero que luego no son ciertas, o no son ciertas del todo. En definitiva, si no hay examen, no hay nota y, por tanto, parece que no hay evaluación. Y digo esto porque nos acercamos, o estamos, en pleno proceso de evaluación del segundo trimestre y el otro día un compañero de la red me comentó a través del chat de Facebook la siguiente anécdota:
Un alumno de 4º de ESO, con una gripe "de caballo" desde hace cinco días, no ha podido hacer el examen de varias asignaturas y algunos profesores peguntaban a la directora, de manera algo angustiosa, qué notan le ponían entonces en la evaluación y la familia le había comentado al jefe de estudios que qué nota iba a llevar en el boletín sino había podido hacer los exámenes. Pues bien, qué conclusiones podemos sacar de lo anterior:
- Que algun@s docentes, no pueden o no saben evaluar como no hagan un examen.
- Que algun@s docentes no tienen anotaciones de seguimiento del proceso de evaluación del proceso. O al menos, no las valoran tanto como para poder poner una nota con ellas sin tener que hacer un examen. ¿Cómo, después de más de dos meses de evaluación, no se le puede poner una calificación a ese alumno que responda a la valoración de su trabajo a lo largo de todo ese tiempo?
- Que los exámenes son el único instrumento válido de evaluación para familias y docentes. Si el alumno no lo ha hecho, el profesorado no sabe qué calificación poner y las familias no saben cómo pueden, entonces, ser evalud@s sus hij@s. Debido a ello, el alumnado también considera que sólo es evaluado si hace exámenes
Y esa es la realidad. Yo no la entiendo, yo no la comparto. Pero esa es.
Eso es. Conformismo.
ResponderEliminarGracias por el comentario, pero el conformismo es resultado de cierto cansancio, de intentar cambiar las cosas y encontrar siempre un muro de incomprensión. Sin embargo, la cobardía es algo más difícil de cambiar.
EliminarTotalmente de acuerdo MJ. Es incomprensible que una persona no pueda ser evaluada si no es mediante un control o examen de mayor o menor envergadura.
ResponderEliminarEn esto también las familias tienen su parte importante de culpa. Parece que si no haces controles y evalúas trabajos y procesos no tienes argumentos para poner una nota u otra.
Conozco centros donde se guardan cuidadosamente los controles, no vaya a ser que las familias los tengan y les hagan copias. Así se los podrían pasar a los del año que viene y eso no puede ser... ;-)
En esta tierra mía aragonesa se dice aquello de que al pan, pan y al vino, vino. Tienes más razón que un santo.
ResponderEliminarPues claro que no podemos compartir ese visión tan miope y reduccionista de la evaluación como calificación del alumno... pero es cierto que esa es la realidad real que se vive mayoritariamente en las sesiones o juntas de evaluación. Qué poco avanzamos, hablando en general... Sabiendo que es necesario e imprescindible cambiar la evaluación para que la escuela mejora... ¿ Es posible, a nivel general y al margen de las valiosísimas "excepciones" que hay en muchos centros, mejorar algo y en algo de forma consolidada ?