Con otra entrada anterior, inicié, de una manera algo inesperada, una línea de entradas relacionadas con la crisis, la educación y los recortes. Con esta segunda quiero darle algo de continuidad a estas reflexiones, aunque con mucho tiempo de intervalo debido a los innumerables asuntos que me tienen enredado.
El desánimo, la desilusión, la incertidumbre, son sensaciones comunes entre los docentes en estos días. Pero también para madres y padres y para el alumnado, sobre todo el universitario y el que va o intentará acceder a la Universidad. Todo esto se refleja en movilizaciones, huelgas, manifiestos y, en fin, en un descontento masivo que va en aumento, porque, entre otras cosas, no se ve el final del túnel, se toman medidas que no se ve que sirvan para nada (al menos, para nada positivo) y porque afectan a pilares de nuestro sistema de bienestar (el que ha existido hasta hace poco y que la crisis, la "prima" y los bancos están mandando a la porra), afectan a lo que ha permitido una cierta igualdad social y un cierto equilibrio de oportunidades.
En el ámbito educativo, y en casi todos los demás, entramos, o hemos entrado ya hace un cierto tiempo aunque ahora se recrudece, en años oscuros, años de dificultades, donde no van a existir muchas oportunidades para "la lírica", para trabajar, enseñar y aprender en condiciones adecuadas o que podamos ir mejorando y de las que podamos estar satisfech@s.
Pero son buenos tiempos para la lucha, para pelear por buscar esas mejores condiciones, para unir a una Comunidad Educativa que estaba algo desunida y "despistada", para fomentar la participación y el compromiso de las familias con la educación de sus hij@s, para tener un alumnado más concienciado y crítico y menos adocenado y un profesorado más colaborativo y menos individualista.
Son malos tiempos para la lírica, pero buenos para la lucha. Hay que aprovecharlos para salir de esta con cierta dignidad.
El desánimo, la desilusión, la incertidumbre, son sensaciones comunes entre los docentes en estos días. Pero también para madres y padres y para el alumnado, sobre todo el universitario y el que va o intentará acceder a la Universidad. Todo esto se refleja en movilizaciones, huelgas, manifiestos y, en fin, en un descontento masivo que va en aumento, porque, entre otras cosas, no se ve el final del túnel, se toman medidas que no se ve que sirvan para nada (al menos, para nada positivo) y porque afectan a pilares de nuestro sistema de bienestar (el que ha existido hasta hace poco y que la crisis, la "prima" y los bancos están mandando a la porra), afectan a lo que ha permitido una cierta igualdad social y un cierto equilibrio de oportunidades.
En el ámbito educativo, y en casi todos los demás, entramos, o hemos entrado ya hace un cierto tiempo aunque ahora se recrudece, en años oscuros, años de dificultades, donde no van a existir muchas oportunidades para "la lírica", para trabajar, enseñar y aprender en condiciones adecuadas o que podamos ir mejorando y de las que podamos estar satisfech@s.
Pero son buenos tiempos para la lucha, para pelear por buscar esas mejores condiciones, para unir a una Comunidad Educativa que estaba algo desunida y "despistada", para fomentar la participación y el compromiso de las familias con la educación de sus hij@s, para tener un alumnado más concienciado y crítico y menos adocenado y un profesorado más colaborativo y menos individualista.
Golpes bajos - Malos tiempos para la lirica
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