Mi hijo, que está en 1º de bachillerato, ha tenido un examen de Ciencias del Mundo Contemporáneo sobre la lectura de un libro de Asimov. Hasta aquí todo normal. El problema se plantea cuando, no sé porqué motivo confundo el título del libro y se lee otro texto de Asimov con el que se entusiasma, y se queda leyendo hasta tarde (está claro que se mezcla un poco de entusiasmo y un mucho de improvisación adolescente). Hoy, cuando ha hecho el examen le ha dicho a su profesor, que también es su tutor, que se había leído otro libro distinto. Parece que ha perdido medio punto en la nota.
Creo que este hecho demuestra, muy claramente, que aprendizaje y nota, calificación o evaluación, tienen muy poco que ver, desgraciadamente.
Lecciones de un error. Siempre se aprende.
- Acabo de cumplir 50 tacos y para un docente de sociales, que además es director, el olvido y el recuerdo imposible de un título de un libro, parece, cuando menos, preocupante.
- Estamos tan acostumbrados a sacarle las castañas del fuego a nuestros hijos que cuando tienen un problema por nuestra culpa, nos damos cuenta de que no les damos demasiadas responsabilidades. Él sabía el título del libro y debía de haberse preocupado por encontrarlo, pero está acostumbrado a que le resolvamos los problemas
- Le ha gustado el libro y ha aprendido mucho.
- Como docentes, tenemos que aprender a valorar más el aprendizaje y menos los datos fríos de una prueba escrita.
- Tengo que empezar a comer rabos de pasas.
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