Para
justificar mi propuesta me baso en dos elementos claves que explican el
planteamiento de la materia: la Taxonomía de Bloom (http://es.SITEpedia.org/SITE/Taxonom%C3%ADa_de_objetivos_de_la_educaci%C3%B3n),
revisada y
actualizada para el siglo XXI (http://www.eduteka.org/TaxonomiaBloomCuadro.php3) y la Pirámide
del Aprendizaje de Dale (http://es.SITEpedia.org/SITE/Edgar_Dale). De ambos elementos, creo que
se deduce una conclusión importante: el
aprendizaje del alumnado debe ser autónomo y activo.
La taxonomía (regla o norma de ordenación de elementos) de Bloom es muy sencilla de comprender:
no se puede entender un concepto si primero no se recuerda y, de manera
similar, no se puede aplicar conocimientos y conceptos si no se entienden.
Comparación
de la taxonomía original y la revisada del año 2000
La
propuesta es un continuo que parte de Habilidades de Pensamiento de Orden Inferior
(LOTS, por su sigla en inglés) y va hacia Habilidades de Pensamiento de Orden
Superior (HOTS, por su sigla en inglés). Bloom describe cada categoría como un
sustantivo y las organiza en orden ascendente, de inferior a superior. La
actualización convierte el sustantivo de cada categoría en verbos.
Por lo
tanto, si sólo nos quedamos, como ocurre con el sistema tradicional de
transmisión de conocimientos en la Escuela, nada más que desarrollamos las
habilidades de pensamiento y aprendizaje inferiores y no preparamos bien al
alumnado para las de orden superior. Para poder desarrollar éstas últimas, en
pleno siglo XXI, tenemos que recurrir a las actividades que aparecen en la
siguiente ilustración:
Por
otra parte, si nos fijamos en la Pirámide
o Cono del Aprendizaje de Dale, podemos darnos cuenta de que nos
encontramos en la misma situación.
Con una transmisión de conocimiento tradicional, el alumnado
sólo recuerda un porcentaje muy pequeño de lo aprendido y no aprovecha gran
parte de su potencial de aprendizaje. Sin embargo, si realiza otro tipo de
actividades o tareas como ver un vídeo, tener un debate, explicar lo que sabe,
hacer prácticas o enseñar a otros compañeros, sí está en condiciones de
desarrollar toda su capacidad de aprendizaje.
Es cierto que debemos enseñar conocimientos o contenidos,
pero contextualizados con las tareas y actividades que llevan a cabo los
estudiantes, tanto en el centro como, especialmente fuera. Nuestros estudiantes
responden positivamente a problemas del mundo real y cercano y debemos
proporcionarle la estructura que apoye el proceso de aprendizaje y ofrezca
fundamento a sus actividades.
Pero, además de todos estos argumentos, científicamente
comprobados y aceptados, aunque poco practicados en nuestra realidad educativa,
contamos con un elemento inequívocamente cierto: el mundo actual y el futuro
necesita que se desarrollen una serie de habilidades o cualidades, que pueden
resumirse en la capacidad de COLABORAR. Colaborar
es una habilidad fundamental para el siglo XXI y es básico para conseguir las
habilidades de pensamiento de orden superior (Bloom) y desarrollar las
actividades que mejor desarrollan el aprendizaje del alumnado (Dale). Es decir,
para un aprendizaje auténtico.
Para
complementar lo anterior, también sería importante mencionar la teoría del conectivismo (http://teduca3.SITEspaces.com/5.+CONECTIVISMO)
de Siemens. Digo complementar, porque lo que viene a decirnos esta teoría del
aprendizaje es que aprendemos en red, conectados dentro de una maraña de
intereses y conocimientos muy difusa y extensa. Y cada vez más, porque si
unimos estas interacciones continuas con una sociedad cambiante, de principios
poco firmes y líquidos, nos encontramos con la necesidad de estar siempre
aprendiendo y de tener herramientas y estrategias para ello. Y esas estrategias
no son otra cosa para los aprendices que las competencias clave.
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