De vuelta de las evaluaciones de 2º de Bachillerato, y después de haber vivido en ellas algunas situaciones algo surrealistas, he recordado una imagen que se me viene a la mente en algunas ocasiones y que se ajusta como anillo al dedo para algunas de ellas.
Por ejemplo, hay algunos docentes que cuando van a clase, comentan a sus "congéneres" o compañeros una expresión, para mí chocante, de ¿contra quién vas? en referencia la grupo al que van a dar clase (fíjense bien en la expresión: ¡¡¡dar clase!!!). Eso, entonces, es LA SELVA. Es un contexto de lucha, de poder, de autoridad entendida como imposición, es decir, de falsa autoridad. Se va contra o frente al alumnado. Bonita imagen educativa para la comunidad y para una buena educación de nuestro alumnado que ¿es lo más importante para este tipo de docente? Volviendo al tema inicial de la entrada, hay profesores/as que piensan que el alumnado se dedica a trazar a lo largo del curso una estrategia maquiavélica para obtener unos resultados finales, sin pensar que, quizá, lo único que hagan es sobrevivir a la marabunta de exámenes, presiones y nervios del curso. Volvemos a lo mismo, a la desconfianza y al recelo del "otro bando". Además, se piensa más en la propia situación como docente que en el alumnado y su situación y su futuro y se utilizan manidos argumentos ¿pedagógicos? como: "perdemos autoridad", "estamos regalando las notas", "entonces para qué estamos aquí", etc., etc.
Sin embargo, existe otro tipo de docentes que van a clase con más o menos ilusión, pero siempre pensando que el alumnado va a aprender algo, que se aprende "de" y "con" el alumnado, que se puede establecer una relación de sintonía con la mayor parte del grupo para trabajar de manera motivante y efectiva. Eso, entonces, es EL JARDÍN. No debemos entender esto como una imagen bucólica, ilusa y alejada de la realidad, sino más bien contraria a la anterior, como un contraste entre un contexto educativo entendido como algo salvaje y de enfrentamiento donde el profesorado debe preservar su especie y otro donde se entiende que ésta sólo se puede conservar si hay alumnos/as, si hay una confianza que permita el aprendizaje.
A mí, sinceramente, siempre me han gustado más los jardines que las selvas, aunque pueda pecar de iluso y de utópico. Y siempre voy a estar sentado en un banco o paseando por el jardín de la escuela. No me atraen para nada los peligros de la vegetación salvaje.
Sin embargo, existe otro tipo de docentes que van a clase con más o menos ilusión, pero siempre pensando que el alumnado va a aprender algo, que se aprende "de" y "con" el alumnado, que se puede establecer una relación de sintonía con la mayor parte del grupo para trabajar de manera motivante y efectiva. Eso, entonces, es EL JARDÍN. No debemos entender esto como una imagen bucólica, ilusa y alejada de la realidad, sino más bien contraria a la anterior, como un contraste entre un contexto educativo entendido como algo salvaje y de enfrentamiento donde el profesorado debe preservar su especie y otro donde se entiende que ésta sólo se puede conservar si hay alumnos/as, si hay una confianza que permita el aprendizaje.
A mí, sinceramente, siempre me han gustado más los jardines que las selvas, aunque pueda pecar de iluso y de utópico. Y siempre voy a estar sentado en un banco o paseando por el jardín de la escuela. No me atraen para nada los peligros de la vegetación salvaje.