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jueves, 2 de junio de 2011

LA EDUCACIÓN: EL JARDÍN Y LA SELVA

De vuelta de las evaluaciones de 2º de Bachillerato, y después de haber vivido en ellas algunas situaciones algo surrealistas, he recordado una imagen que se me viene a la mente en algunas ocasiones y que se ajusta como anillo al dedo para algunas de ellas.

Por ejemplo, hay algunos docentes que cuando van a clase, comentan a sus "congéneres" o compañeros una expresión, para mí chocante, de ¿contra quién vas? en referencia la grupo al que van a dar clase (fíjense bien en la expresión: ¡¡¡dar clase!!!). Eso, entonces, es LA SELVA. Es un contexto de lucha, de poder, de autoridad entendida como imposición, es decir, de falsa autoridad. Se va contra o frente al alumnado. Bonita imagen educativa para la comunidad y para una buena educación de nuestro alumnado que ¿es lo más importante para este tipo de docente? Volviendo al tema inicial de la entrada, hay profesores/as que piensan que el alumnado se dedica a trazar a lo largo del curso una estrategia maquiavélica para obtener unos resultados finales, sin pensar que, quizá, lo único que hagan es sobrevivir a la marabunta de exámenes, presiones y nervios del curso. Volvemos a lo mismo, a la desconfianza y al recelo del "otro bando". Además, se piensa más en la propia situación como docente que en el alumnado y su situación y su futuro y se utilizan manidos argumentos ¿pedagógicos? como: "perdemos autoridad", "estamos regalando las notas", "entonces para qué estamos aquí", etc., etc.

Sin embargo, existe otro tipo de docentes que van a clase con más o menos ilusión, pero siempre pensando que el alumnado va a aprender algo, que se aprende "de" y "con" el alumnado, que se puede establecer una relación de sintonía con la mayor parte del grupo para trabajar de manera motivante y efectiva. Eso, entonces, es EL JARDÍN. No debemos entender esto como una imagen bucólica, ilusa y alejada de la realidad, sino más bien contraria a la anterior, como un contraste entre un contexto educativo entendido como algo salvaje y de enfrentamiento donde el profesorado debe preservar su especie y otro donde se entiende que ésta sólo se puede conservar si hay alumnos/as, si hay una confianza que permita el aprendizaje.

A mí, sinceramente, siempre me han gustado más los jardines que las selvas, aunque pueda pecar de iluso y de utópico. Y siempre voy a estar sentado en un banco o paseando por el jardín de la escuela. No me atraen para nada los peligros de la vegetación salvaje.


domingo, 24 de abril de 2011

Lo que hay que aguantar

Estamos en el país más inculto y tenemos el sistema educativo más nefasto del mundo. Las falacias de la prensa, la ignorancia y el daño que se la hace (¿por qué?) a la educación.

Leyendo el titular, leyendo la noticia completa y haciendo el cuestionario, me hago esta pregunta: ¿Qué diantres (por no decir algo mal sonante) pensamos que es la educación?. R

Resulta que, según el titular, el alumnado es inculto; pero si leemos la noticia dice que cualquiera de nosotros podría no saber muchas respuestas y, finalmente, si vemos la encuesta hay datos tan importantes y necesarios para nuestro bagaje cultural como saber el nombre del Presidente de RTVE, el nombre del Presidente de la Junta de Extremadura (o de cualquier otra Comunidad, que no se me enfaden mis amigos/as extremeños/as), el del Fiscal General del Estado o, sobre todo, cuál es el río más largo de España (que, por cierto, tiene mucho que ver con el tema general del cuestionario que es la Transición o la actualidad. en fin, será por lo de la unidad de la patria y todo eso).

Para analizar todo esto, tenemos que tener en cuenta varios asuntos. En primer lugar, muchas cuestiones son irrelevantes. En segundo lugar, salvo que hayan corrido mucho sus profesores/as, el alumnado de 2º de bachillerato todavía no han dado el tema de la Transición (yo lo tengo programado para mediados de mayo). En tercer lugar, no creo que, por desgracia, los temas de la actualidad política sean de los más tratados por nuestros/as jóvenes. Es decir, que estamos elevando a categoría de titular algo que no es cierto y estamos dando por sentado (error muy frecuente) que el alumnado sabe cosas, o debe saberlas, simplemente por el hecho de que nosotros tenemos una idea de ellas o porque las hemos vivido. Pero si  no las han dado nunca y no les interesa la actualidad política, ¿son unos incultos?

Y lo peor de todo, indirectamente se está afirmando que nuestro mejor alumnado no está bien formado. Eso es lo más indignante, primero porque no creo que se pueda decir que saberse los datos y nombres del cuestionario suponga tener una amplia cultura. En segundo lugar, porque parece que la cultura son sólo datos y no actitudes, capacidades, habilidades...competencias. Y, en tercer lugar, porque el sistema educativo merece un respeto y un conocimiento previo antes de criticar muchas de las cosas que no funcionan. Entre ellas, que el alumnado siga aprendiendo conocimientos que se acumulan y que luego no les sirven para nada ... o, a lo mejor, para ser tan cultos que hagan bien este tipo de cuestionarios.

Por cierto, yo lo he hecho y he tenido 3 fallos de 19 cuestiones. Uno por despiste y los otros dos por no estar seguro de la respuesta. Definitivamente, soy un inculto.

Si quieres probar:

viernes, 22 de abril de 2011

EL PROPÓSITO DE LA EDUCACIÓN

¿Cuál es el propósito de la educación? Compleja cuestión la que nos plantea la iniciativa #PurposedES, porque es un tema para una reflexión profunda y explicarlo resulta difícil. Yo voy a intentarlo. Debe ser que el alumnado aprenda lo más posible. Pero aprender qué y para qué.

Qué aprender.
Siempre he pensado que la educación es un medio para intentar disminuir desigualdades y para dar oportunidades a quién difícilmente podría tenerlas sin un bagaje educativo mínimo y, por ello, tengo la obligación y la devoción, porque es un reto estimulante y continuo, de procurar atender a toda la diversidad de alumnado y de dar lo máximo a cada uno/a para que consiga el éxito educativo y social. Esto, ya de por sí complejo, puede resultar completamente imposible si no se asimila su necesidad y puede ser también complicado si no se intenta comprender y conocer al alumnado y aprender de él; y si no se está abierto a su mundo y a sus intereses. En un mundo digital, la acumulación de conocimiento no tiene el sentido que tenía hace unos lustros y hay que trabajar más los contenidos y las metodologías que hagan a nuestro alumnado competente para que sea capaz de enfrentarse al mundo que le rodea, comprendiéndolo y teniendo la capacidad necesaria de intentar cambiar lo que crea injusto.

Para qué aprender.
Voy a intentar explicarlo con dos comentarios de dos antiguos alumnos. Uno de ellos me comentó que le había enseñado a pensar; algo que me impresionó porque, aunque siempre lo he intentado, no sabía con seguridad si lo conseguía o no. El otro caso es el de una antigua alumna que tiene su hija en la guardería donde trabaja mi mujer y le comentó que yo era de los pocos profesores que le dio clase y que le saluda. En esos dos ejemplos, creo que se resume lo que yo intento como docente y lo que debería proponerse la educación: hacer pensar al alumnado y comprenderlo. Pero la cruda realidad es mucho más compleja porque hay muchos intereses en juego en una sociedad tan competitiva como la nuestra y tienen que aprender para desenvolverse en todos los posibles contextos laborales y de formación continua que puedan encontrar. ¿Les servirá para ello tener muchos conocimientos acumulados o saber desenvolverse y tener habilidades para adaptarse a lo que se puedan encontrar? Ese es su reto y el nuestro.

La Dirección.
Como director, mi visión es más global y más a largo plazo y pienso que, desde esta perspectiva, el propósito educativo es asegurar una formación adecuada a las necesidades e intereses del alumnado para asegurar su éxito social y educativo y evitar el llamado fracaso educativo (¿social?) y crear una verdadera comunidad educativa.

Al final, resulta que podemos establecer que la educación tenemos que entenderla como un servicio público para conseguir una sociedad mejor, porque sólo es imposible lo que no se intenta y sólo podemos avanzar si aprendemos de los demás. Ya está dicho.
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martes, 5 de abril de 2011

La banda de 2º de ESO C en Sevilla.

Grandes noticias para el mundo educativo del IES Virgen del Castillo. El alumnado de 2º de ESO C, (mi banda, mi alumnado preferido porque es con el que trabajo y disfruto) ha ido a Sevilla, al Museo Arqueológico y al Museo de Artes y Costumbres con Marcos, su gran profesor de Ciencias Naturales y mecenas de la causa. Iban a ver cerámica porque estamos trabajando la tarea integrada de la cerámica lebrijana y les han felicitado por su comportamiento y por sus conocimientos del tema (y eso que lo han trabajado poco). Pero. además, muchos (casi todos) han visto por primera vez la Plaza de España y han entrado en contacto con un grupo de alumnos del Instituto Alemán que andaban por allí con una profesora conocida de Marcos (la mujer de Lorenzo Cabrera, antiguo profesor del centro) e hicieron su propio e inesperado "intercambio". En definitiva, como dije antes, grandes noticias educativas y una nueva demostración de la utilidad de las tareas integradas para el aprendizaje de nuestro alumnado, para hacerlos competentes. Un último dato: por determinadas circunstancias faltan mucho, pero hoy han ido todas y todos, no ha faltado nadie.
Gracias por recordarme lo bueno que tiene esta profesión.

martes, 21 de diciembre de 2010

Mirar al frente.

Seguimos en vísperas de navidad, esperando unas fiestas y unas vacaciones reconfortantes y pensando en descansar y en abrir nuevos proyectos y actividades. Comentaba en mi entrada de "la miseria humana", que ante los conflictos y los malentendidos sólo cabe el trabajo para toda la Comunidad Educativa. Hemos tratado esta tarde en Claustro el tema y creo que después de sacar los trapos sucios, queda claro que hay un deseo común: mirar al frente. Hay que trabajar por el centro y tenemos que dejarnos de malos rollos y de enfrentamientos enquistados. Pero, lógicamente, asumiendo cada uno su responsabilidad. 

Pido disculpas por la dureza del artículo anterior, al que hace referencia esta entrada, y comprendo que haya podido doler a alguien, pero también ha servido para plantear el tema de otra forma, desde mi perspectiva, y me han felicitado por ello.

Empezamos de nuevo, miramos al frente. El pasado, pasado está, y no puede servirnos para enrocarnos en posturas radicales y maximalistas, pero tampoco esto puede suponer eludir responsabilidades.

Gracias a todas y a todos. MIRAMOS AL FRENTE.

martes, 14 de diciembre de 2010

La miseria humana

Se acerca la Navidad. Época tradicionalmente de buenos deseos, buenas palabras, convivencia, solidaridad ... y miseria. Miseria y mezquindad; Ruindad y mala fe. La que tienen algunos y algunas que han promovido bulos, mentiras puras y duras, manipulación de alumnos y medios de comunicación sobre un asunto que el sentido común nos dice, pienso, que no da para más. Y me explico.

Se está mintiendo cuando se dice que se han manipulado las elecciones del alumnado al Consejo Escolar. Se está difamando cuando se dice que no se ha informado y se acusa a esta dirección de ello. Se manipulan los hechos cuando se dice que han existido irregularidades. 

La única verdad es que se ha informado dos veces a la Junta de Delegados, que la Junta Electoral decidió que el alumnado votara en los recreos ya que se habían presentado tres candidatos de cinco puestos posibles, que no acudió ningún/a alumno/a. Fallo de comunicación, fallo de interés, fallo de motivación, fallo de compromiso, pero ¿manipulación y/o irregularidades?. Rotundamente, NO.

Y lo peor de todo esto es que se está utilizando al alumnado por cuestiones personales, para desprestigiarme, aunque sea con mentiras falaces, porque, simplemente, no les dejo hacer lo que les de la gana. Al alumnado se le ha mentido, se le ha manipulado y se le ha "calentando" para intentar conseguir el mismo objetivo. En definitiva, la miseria humana al descubierto.

Por cierto, también, se han dedicado a lanzar bulos malintencionados diciendo que todo lo que hago por mi Centro, para que sea una referencia, para que sea reconocido su trabajo, para que esté en boca de todos/as los/as preocupados/as por la educación (asesorar a otros centros de la zona, a centros de otros CEP, a otros CEP, a la inspección de Córdoba, etc,), entienden que lo hago de manera egoista, para poder irme ¡A LA INSPECCIÓN!. Más miseria, más ruindad (no deberían consumir tantos productos lácteos de mala calidad, hacen daño al estómago y...a la moral).

Y ahí va la moraleja. CREE EL LADRÓN QUE TODOS SON DE SU CONDICIÓN.

Y yo, a lo mío, a seguir trabajando: por MI CENTRO, por MIS ALUMNOS y ALUMNAS, por MIS FAMILIAS y por MIS PROFESORES/AS.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿PISA, para qué?. Decálogo (con toda la humildad) para el cambio.

De nuevo estamos en la cola, de nuevo nuestro sistema educativo es un desastre y todo el mundo, sin saber muy bien de qué va esto, lo pone de vuelta y media... Y, entonces, ¿qué hacemos?, ¿seguimos haciendo lo mismo para conseguir lo mismo o cambiamos para poder mejorar?
Creo que es de sentido común responder que algo hay que hacer. El problema es que parece que tampoco nos ponemos de acuerdo en qué ni en cómo. 
Lo primero que hay que afirmar para poder enfocar posibles soluciones es que PISA (y nuestras Pruebas de Diagnóstico en Andalucía) no miden cosas que se enseñen en el sistema escolar, o al menos no se enseñan de manera extendida y consolidada, sino más bien como probaturas y experiencias que quieren hacer algo para poder, de verdad, mejorar. Las pruebas no son exámenes al uso que siguen la técnica de evaluar casi exclusivamente la transmisión de contenidos y el alumnado no está acostumbrado, no lo trabaja, a enfrentarse con pruebas como las PISA o las de diagnóstico. Seguramente, si las pruebas fueran de este tipo calcarían los resultados de nuestras evaluaciones (que tampoco son muy allá que digamos) y para eso ya tenemos datos.
Pero se trata no sólo de mejorar en las pruebas, sino que el alumnado aprenda de verdad, que sepa aplicar en la práctica sus conocimientos y, como consecuencia, saldrán mejores resultados. La ecuación no es mejoremos para las pruebas para subir en el ranking, sino que enseñemos de otra manera para hacer ciudadanos bien formados y capaces de enfrentarse a las dificultades del mundo que les rodea (pero de esta forma mejoraremos, con seguridad, en las pruebas).
Bueno, pues con toda la humildad posible y con la experiencia de esos últimos años, expongo aquí un decálogo de posibles medidas para ir en esa línea, para ese "hacer algo" que cambie la mediocridad de nuestros datos y que, sobe todo, produzca un alumnado bien formado, que debe ser el objetivo de todo sistema educativo.
  1. Planes de lectura y de mejora de la expresión obligatorios para todos los centros y todas las áreas. No sólo debe ser responsabilidad del Departamento de Lengua o del Equipo de Biblioteca y llevado a cabo por profesorado voluntario. Así nos va.
  2. Más profesorado de apoyo en el aula y para desdobles. Contar con profesores/as de apoyo dentro del aula para atender a la diversidad, para trabajo colaborativo o, en algún caso, poder hacer desdobles.
  3. Formación obligatoria, tanto inicial como permanente, en competencias básicas. No podemos enseñar lo que no conocemos  y dominamos. Sólo una buena formación puede provocar el cambio y esta formación no debe confundir y angustiar al profesorado, sino abrirle expectativas y campos de trabajo.
  4. Menos contenidos y más didáctica, menos métodos tradicionales y más innovación. En la era digital, saturar de contenidos al alumnado para que luego lo vomiten en un examen o "control" (que nombre más indicativo) sirve de poco. Bueno, sí,  sirve para tener malos resultados. Tenemos que buscar nuevas metodologías que acerquen al alumnado al conocimiento.
  5. Más colaboración y coordinación docente. Las buenas prácticas de docentes que tenemos cerca y la necesidad de ofrecer al alumnado una imagen de unidad de acción hacen imprescindible estas dos acciones. Aprender entre los docentes y programar coordinadamente son temas fundamentales para mejorar
  6. Integración del currículo. El desarrollo de las competencias del alumnado no se puede conseguir de otra forma. Por lo tanto es imprescindible integrar los currículos de las diferentes áreas y trabajar en esa línea, que abunda en la medida número 5.
  7. Evaluación formadora y no castradora. La evaluación tiene que servir para mejorar, para aprender, no para calificar, segregar o castigar. Y esto es algo que queda muy lejos de la realidad de muchos/as docentes.
  8. Proyectos currículares de zona o localidad y contextualización de los aprendizajes. Hacer proyectos curriculares de centro, coordinados con centros adscritos en localidades de tamaño medio o grande y proyectos de localidad en municipios pequeños, ayudará a mantener una línea formativa que mejore al aprendizaje del alumnado. Si, además, esos planes contextualizan los aprendizajes, la ayuda será doble.
  9. Línea de centro bien marcada. El centro educativo no puede dar vaivenes, debe seguir una línea de acción bien marcada, con las ideas claras y con tiempo para poder llevarlas a cabo. Para ello, sería también muy saludable la estabilidad mayor posible de la plantilla docente de los centros.
  10. Compromisos familiares con los centros, en centros abiertos y participativos. La educación es también un compromiso de la familia, no sólo de la escuela. Por ello, las familias deben comprometerse, pero no de manera protocolaria sino real, porque vean que pueden participar en la gestión del centro y porque vean que el centro ayuda a sus hijos a tener la mejor formación posible.

Sólo con una lectura rápida se puede comprobar que la mitad de las medidas dependen del profesorado. Para algunos esta afirmación, creo que interesadamente porque así evitan sus posibles responsabilidades, significa que "entonces el profesorado tiene la culpa del fracaso". Sin embargo, es todo lo contrario. El profesorado es tan importante, es tan crucial en este camino, que sólo si se asume así se podrá cambiar. Los docentes son el eje del cambio, son el elemento clave y primordial de este proceso. El profesorado es la figura central de todo esto.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Mercenarios de la educación


Artículo de Miguel Ángel Santos Guerra en su blog El Adarve (http://blog.laopiniondemalaga.es/eladarve)


Escribo este artículo el 22 de diciembre, día en el que se celebra en España el sorteo de la Lotería Nacional de Navidad. Me pregunto qué es lo que harían algunos profesores y profesoras si les tocase el primer premio, lo que aquí llamamos “el gordo”. Es decir, un premio multimillonario. ¿Seguirían trabajando, yendo cada mañana a las clases? ¿O se largarían a toda velocidad de la escuela? Hay quien lo dice así de claro la víspera del sorteo:
- Como mañana me toque la lotería, no vengo ni a recoger mis cosas.
Y es que para algunos la tarea de la enseñanza sólo es una forma de ganarse el sustento y, por consiguiente, una forma de conseguir el dinero necesario para vivir.
Yo creo que se puede vivir la profesión de otra manera. Disfrutando de ella. Sabiendo que no es sólo una forma de ganarse la vida sino, como dice Emilio Lledó, una forma de ganar la vida de los otros.
Se puede disfrutar o se puede padecer la profesión. En cada uno está la capacidad de mantener una u otra actitud.
El diccionario de la RAE define así el concepto de mercenario: “persona que percibe un salario por su trabajo o una paga por sus servicios”. Como es lógico, un trabajo debe ser remunerado y un trabajo de alta responsabilidad y complejidad como la enseñanza debe ser bien pagado. El problema reside, a mi juicio, en que solamente se haga por ese motivo. En que no importe nada más allá de cobrar el sueldo.
Los mercenarios trabajan solamente por el dinero. La cuestión clave está en el adverbio solamente. Todo lo demás importa poco, incluidas las personas,. Esa actitud, que es mala en cualquier profesión, es peor en la enseñanza. Quien es un mercenario de la educación mallleva la profesión, pide bajas injustificadas, se queja sin cesar, escatima el sentimiento y menosprecia a los alumnos y alumnas.
¿Qué motivos nos convierten en simples mercenarios de la educación, es decir en personas que hacen un trabajo sólo por el dinero?
Puede ser el haber accedido a ella de rebote. Es decir, sin quererlo de manera decidida. Alguien pensaba dedicarse a otra cosa, pero las circunstancias de la vida le condujeron a la enseñanza. Está ahí porque no encontró otra cosa mejor. Quería hacer cualquier otra tarea menos esa, pero está ahí, haciéndola cada día por imperativo del azar o de la necesidad. Ni la quiere ni la disfruta.
Otro motivo es la mala experiencia vivida. Quizá llegó con ilusión, pero la realidad ha ido deteriorando la actitud inicial. El entusiasmo ha sido erosionado de forma paulatina o de forma brusca por una desgraciada experiencia. En lugar de vivir esa adversidad con entereza, ha sido destruido por ella. Sólo espera con paciencia el día de la jubilación. Y no es difícil que concatene series de bajas, más o menos justificadas.
Una tercera causa puede ser un ambiente hostil al buen ejercicio profesional. Hay quien se estrella contra un ambiente deteriorado y empobrecido. Hay contextos en los que decir que disfrutas trabajando es poco menos que una herejía. Es incluso una estupidez. En ese ambiente lo que se lleva es despotricar de la tarea, de las autoridades, de los alumnos, de las familias y de la vida misma.
¿Cuáles son las consecuencias de esta actitud mercenaria? La primera de ellas es la infelicidad de quienes la viven. No puede ser satisfactorio ir los lunes a la escuela diciendo lo que aquel condenado a muerte decía un lunes camino del patíbulo:
- Mal empiezo la semana.
Otra consecuencia demoledora es que los alumnos y alumnas de ese profesor son víctimas de esa actitud agresiva o y desafecta Tiene que ser horrible aprender de manos de una persona que odia su tarea de enseñar.
¿Y las soluciones? Démosle vuelta a las causas.
Una mejor selección de los docentes llevaría a la enseñanza a las personas que de verdad tuviesen deseo y capacidad de ejercerla con solvencia y buena disposición. En primaria habría que conseguir que cursasen la carrera aquellos que desearan acceder a ella como primera opción. En Secundaria creo que se sería bueno que accediesen a la docencia aquellas personas que, al comenzar la carrera, tuvieran el deseo de integrar un equipo educativo en una institución docente. No me gusta que aquellos que querrían ser químicos o literatos o matemáticos o geógrafos acaben siendo por accidente docentes de forma vitalicia.
Hay países en los que quienes desean ser químicos, por ejemplo, van a la Facultad de Química y quienes quieren ser profesores de química se matriculan en el Instituto Pedagógico de Química. Y allí aprenden química y a ser profesores de química. Y para ingresar en los Institutos Pedagógicos se necesita haber alcanzado una puntuación mayor que para entrar en las Facultades. Es decir, que la filosofía se muestra con claridad: los mejores, a la enseñanza. De esta forma no se producen esas conversiones en falso. Decía Balmes: “A mí no me molestan las conversiones, pero desconfío de aquellas que se producen en el preciso momento en que empiezan a ser rentables”.
Otra solución es convertir las malas experiencias en ocasiones de aprendizaje y fortaleza. Todos vamos a tener momentos adversos, situaciones difíciles. pero podemos afrontarlas de forma positiva y fortalecedora.
La tercera solución es crear ambientes en los que sea fácil que florezcan las iniciativas, los buenos deseos y los compromisos con la acción.
Yo dejaría que se jubilasen anticipadamente los mercenarios (y les seguiría pagando, porque de algo tienen que comer) y los sustituiría por profesores que están en paro, deseando disfrutar de una oportunidad. Sus alumnos y alumnas celebrarían de forma entusiasta el cambio.
Es muy triste ser un mercenario de la educación. Para los profesionales, para sus compañeros y para los destinatarios de su trabajo. Para realizar bien esta tarea es necesario un mínimo ce pasión y de entusiasmo. Decía hace unas semanas Emilio Lledó que era necesario amar la tarea y a las personas para las que se realiza.

jueves, 29 de octubre de 2009

Artículo de Miguel Ángel Santos Guerra en su blog El Adarve (http://blog.laopiniondemalaga.es/eladarve)

La tarima de doña Esperanza.

Guardado en: Artículos 2009 — 17 Octubre 2009 @ 6:00

En la prensa del día 17 de septiembre he podido leer con asombro que “los docentes de Madrid darán clase en tarimas para tener más autoridad”. Doña Esperanza Aguirre, presidente de la Comunidad madrileña, impulsora de esta medida, tiene el singular don de pensar, decir y hacer las cosas que más me horrorizan. En esto y en todo. Digamos que tenemos la curiosa peculiaridad de ser antitéticos. Ella, preocupada ahora por la autoridad perdida de los profesores y de las profesoras, quiere recuperarla como sea. Y no se le ha ocurrido mejor forma de hacerlo que recuperar la tarima en las aulas. O sea que, según doña Esperanza, cuando los alumnos vean a su profesor encumbrado en ese pedestal, comenzarán a sentir su corazón conmovido por la excelsitud del docente. Y, dentro de esa lógica, una tarima de un metro hará que los profesores recobren el doble de autoridad que si sólo fuera de medio. Además, no se deberán bajar de ella, porque perderían la autoridad que mágicamente confiere. ¿Qué metodología de carácter participativo se puede impulsar desde la tarima? ¿No es cierto que la tarima distancia y dificulta la relación cercana?

Pero, qué simplismo. Qué barbaridad. Otra de las decisiones que ha tomado doña Esperanza es investir a los profesores como “autoridad pública”. Sólo a los funcionarios, claro. Los interinos, ¿por qué han de ser respetados entonces? Resulta que a algunos odiados profesores los rechazarán ahora sus alumnos no sólo como pésimos profesores que son sino como policías que ahora han llegado a ser.

A eso se le llama coger el rábano por las hojas.. A ese tipo de medidas me refiero cuando digo que no hay nada más estúpido que lanzarse con la mayor eficacia en la dirección equivocada.

Sé que muchos profesores y profesoras están viviendo momentos difíciles en las aulas. Hay, por parte de algunos alumnos y alumnas, buenas dosis de chulería, displicencia, caradura, insolencia, agresión y pasotismo. La familia, que es un pilar insustituible del edificio educativo, mira para otra parte o se enfrenta abiertamente con quien pretende imponer una autoridad sin la cual no hay aprendizaje. La inspección es proclive a respaldar las quejas de algunos padres que protestan airadamente. No es fácil. Hay que hacer algo. Pero no precisamente lo que propone doña Esperanza.

La palabra autoridad proviene del verbo latino auctor, augere, que significa hacer crecer. Creo que tiene autoridad aquella persona que ayuda a los demás a desarrollarse. Quien aplasta, oprime, castiga, silencia y humilla, sólo tiene poder.

Los profesores deben tener autoridad. Y esa autoridad dimana del respeto que merece la tarea que se realiza. Dice Rosario Ortega en un reciente artículo titulado “Autoridad docente y tarimas” que “la tarea de enseñar requiere el reconocimiento del valor de lo enseñado y ese reconocimiento lo otorga, de forma voluntaria y feliz el que cuando está aprendiendo siente, en el día a día, que lo que aprende es valioso, interesante y le hace crecer y ser mejor. La tarea de la educación requiere el reconocimiento mutuo –profesor/alumno- de que lo que se tiene en común es algo importante y valioso, personal y socialmente, algo que merece la pena ser protegido”.

La autoridad se gana, se conquista con aquello que se hace, con aquello que se siente, con aquello que se es. Deberíamos hacer más hincapié, para fortalecer la autoridad, en cuidar el marco de relaciones interpersonales entre los docentes, potenciar la tarea de equipo (y no encogerse de hombros ante los problemas de los compañeros y de las compañeras), mejorar nuestro autoconcepto, aprender a dialogar, ser un ejemplo vivo de convivencia, amar la profesión y a los alumnos y alumnas, diseñar de manera original y creativa las clases, tener metodologías motivadoras, hacer una evaluación encaminada al aprendizaje, crear un clima de exigencia, respeto y confianza.

La familia desempeña un papel fundamental. Tiene que colaborar de forma sincera y comprometida en la tarea de la escuela, participar en la elaboración y el desarrollo del proyecto educativo, dialogar con el profesorado, respaldar sus justas decisiones, exigir a sus hijos e hijas el debido respeto a quien tiene el deber y el derecho de educar. Sin la familia, es imposible.

Y la sociedad tiene que tratar dignamente a los profesores porque realizan una función esencial para la mejora de las personas y de las sociedades. ”La historia de la humanidad es una larga carrera entre la educación y la catástrofe”, dice Herbert Wells.

Los docentes no deben ser víctimas de los alumnos. La educabilidad se rompe cuando esto sucede. Nadie tiene que ser víctima de nadie. Pero los profesores no deben ser autoridades públicas investidas de ese poder por la ley como si no tuvieran por sí mismos. Los docentes tienen que ser la encarnación misma de la autoridad moral y del espíritu cívico en una sociedad democrática Tienen que ser capaces de dar la respuesta educativa que necesita la sociedad. Sólo así serán autoridad.

Medida no sólo inútil sino contraproducente ésta de recuperar la tarima. Porque hace que nos equivoquemos de camino. Porque, aún suponiendo que la tarima confiriese autoridad, ¿qué sucedería cuando en otras partes o momentos no la haya? Hay que aprender y enseñar el respeto. Y también las formas que lo manifiestan. Por supuesto que sí. Un respeto que nace de nuestra condición de personas. La escuela es una institución educativa, no coercitiva. Y la pregunta esencial que se hace a los educadores es si con su ejemplo y con su actuación ayudan a que las personas aprendan que todo ser humano tiene una dignidad sustancial. Todos tenemos que ayudarles a conseguirlo.

En la hermosa película “”L´école buissonnière”, realizada en 1948, en la que se cuenta la vida de Célestin Freinet el maestro llega a un pueblecito de montaña y, al llegar los fríos del invierno, pide al alcalde dinero para la leña de la estufa. Como no llega el dinero y el frío arrecia un día el maestro decide, en asamblea con sus alumnos, hacer añicos la tarima del aula y alimentar con ella la estufa. Hermosa y profunda metáfora