martes, 3 de febrero de 2015

REGRESO AL FUTURO

Ayer terminé mi asesoramiento a un grupo de trabajo en el IES Almunia de Jerez. Se trataba de darles pistas para el trabajo y, sobre todo, la evaluación de las competencias. En el camino hemos visto estrategias, posibilidades, incertidumbres y recelos. Como, además, ha coincidido con el inicio del proceso de formación de los centros de primaria en el que participo como formador para conocer el nuevo currículo y su enfoque competencial y el módulo de SENECA que lo desarrolla, hemos tenido muchas pistas de cómo podría desarrollarse el proceso en Secundaria en un futuro no muy lejano.

Creo que la conclusión a la que hemos llegado es que sabemos que tenemos que enseñar de otra manera pero que resulta muy complicado y casi imposible hacerlo en las circunstancias actuales de peores condiciones laborales y de una gran incertidumbre normativa. Transcribo aquí el planteamiento inicial que desarrollé en el site que creé para el asesoramiento porque creo que estamos regresando al futuro.


Intentemos ver el futuro. Estamos en el lejano 2014. Hay que trabajar por una cosa que se llama competencias claves (antes básicas) y, lo que es peor, hay que evaluarlas. ¿Como se hará eso?


Vamos a jugar a las adivinanzas a ver cómo será.
  • No se impartirán contenidos y bajará el nivel.
  • Haremos lo mismo, pero nos obligarán a hacer algo añadido, como un apéndice. No tendremos tiempo.
  • Habrá muchos alumnos y una ratio alta y no se podrá llevar a cabo.
  • Será imposible, el programa (el libro de texto) es muy amplio.
  • Con las TIC no se puede, siempre hay problemas.
  • Habrá que cambiar las metodologías y hacer cosas diferentes.
  • Será más importante que el alumnado aprenda a aprender que lo que aprenda en concreto.
  • Habrá que cambiar lo que se evalúa y cómo se evalúa......

¿Con qué respuestas os quedáis?


Bien, dejémonos de fabulaciones y adivinanzas. Sí, estamos ya en 2014. Sí, teníamos que trabajar y evaluar las competencias desde 2007. Sí, no lo hacemos.

Pero, no entremos en lo que no hemos hecho y pasemos a lo que podemos hacer.

Para eso tenemos que tener en cuenta lo siguiente:
  • lo fundamental para el aprendizaje del alumnado son las competencias, no los contenidos.
  • hay que integrar los elementos del currículo: sobre todo competencias, contenidos y criterios de evaluación.
  • para evaluar las competencias hay que trabajar las competencias.
  • seguramente tendremos que cambiar nuestra metodología o adaptar aquello que ya hacemos en esa línea.
  • como mejor se trabaja las competencias es mediante la metodología de aprendizaje basado en proyectos (PBL ó ABP) o tareas.
  • siempre será mejor el trabajo coordinado del profesorado de un grupo o un centro (proyectos interdisciplinares, tareas integradas) que el de un sólo profesor, pero puede haber proyectos de área o de materia que se desarrollen sin contar con otros docentes o áreas. Más vale poco que nada. 
  • la evaluación es algo que viene sólo al cambiar la forma de trabajo en el aula (ABP) y el objetivo del aprendizaje (competencias). Por ello, no nos debería preocupar la meta (la evaluación) sino el proceso (la metodología) para llegar a esa meta.
  • los instrumentos más útiles son las rúbricas de evaluación.
  • para evaluar competencias hay que basarse en los criterios de evaluación y en los indicadores (ahora estándares de aprendizaje) que se derivan de ellos.
  • el trabajo colaborativo o cooperativo, la investigación, la narración de lo realizado, el acercamiento al contexto y la utilización de las TIC son elementos casi imprescindibles para el desarrollo de las competencias del alumnado.
Y, sobre todo, tenemos que tener en cuenta que la sociedad ha cambiado y sigue cambiando a un ritmo muy rápido y la Escuela sigue teniendo reflejos muy lentos. Por ello, el docente debe darse cuenta de que ya no es la única fuente de conocimiento porque este se encuentra a disposición de todo el mundo en la red de redes por lo que el aprendizaje es ubicuo, expandido y permanente. Por eso, el nuevo rol docente debe ser el de guía, el de orientador del conocimiento, para proporcionarle al alumnado herramientas que le permitan un aprendizaje autónomo y para siempre. En definitiva, hacerlos competentes.

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