Hace ya tiempo que el vídeo de "atrévete a soñar" o "salir de la zona de confort" es más que conocido. Normalmente se le presta mucha más atención a salir de esa zona de confort en la que se considera que much@s de nosotr@s nos encontramos. Se piensa que nos mantenemos en las rutinas de siempre y que no queremos cambiar por comodidad. Se le presta generalmente poca importancia a la zona de aprendizaje y, sobre todo, a la zona de pánico.
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Llevando el asunto al profesorado, se cree que el profesorado que no cambia y que hace siempre lo mismo está en su zona de confort. Y, dándole vueltas al tema, yo no lo creo. Algun@ sí habrá, no lo podré negar, pero no creo que desarrollar nuestro trabajo en las condiciones que lo hacemos sea precísamente algo confortable. Ratios elevadas, alumnado desmotivado, más horas de clase, diversidad en aumento y disrupciones frecuentes. No creo que sean motivo de confort. O lo que es lo mismo, cuando se dice que el profesorado tiene que salir de su zona de confort, se está planteando la manida idea de "que bien viven l@s maestr@s". La ignorancia sobre nuestro trabajo es lo que tiene.
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Lo que creo que sucede es que salimos poco a nuestra zona de aprendizaje. Las rutinas de las clases, el elevado número de alumnos, la incomprensión de la realidad que nos rodea, la idea mayoritaria entre l@s docentes de la Escuela como una institución inmutable, nos encorseta en unos márgenes muy estrechos que son los de "toda la vida". Parece como si no pudiéramos aprender para cambiar. O que, incluso, no es necesario. Según ese planteamiento es la Sociedad la que debe adaptarse a la Escuela y no al revés.
Pero, sobre todo, creo que lo que ocurre es que estamos instalados, más bien, en la zona de pánico. No nos atrevemos a cambiar, nos da miedo no controlar esos cambios, buscamos excusas para no hacerlos, nos parece incomprensible y peligroso que algun@ lo haga y le pueda ir bien. Y aunque no estemos en una zona de confort, es decir, aunque no estemos bien y nos quejemos continuamente de que el alumnado no estudia, ni se esfuerza, que las familias no colaboran, que hay mucha burocracia, etc., etc., nos da tanto pánico que seguimos igual. Nos quejamos pero el pánico nos tiene acobardados y maniatados.
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A lo mejor, si salimos de esa zona de pánico y nos adentramos en la zona mágica, nos iría mejor, disfrutaríamos más de nuestro trabajo, tendríamos mejores resultados, estaríamos más relajad@s y conseguiríamos superar más retos.Seríamos más felices.
A lo peor, estaríamos igual que antes.
¿Qué perdemos si lo intenamos? Atrévete. A mi me va estupendamente. Símplemente, genial.
Aquí tenéis el vídeo.
Hola: el vídeo es muy interesante y expresivo. Tienes razón que la mayoría de los profesores nunca viven en una zona de confort y lo que les paraliza para dar el cambio en el sistema es el miedo, el pánico, a lo desconocido, por eso tu propuesta de salir a la zona de aprendizaje me parece fabulosa... tendrían que estar más motivados y concienciados que quien no arriesga no gana... Ya leo que tu lo han conseguido y eres más feliz... felicidades. Seguimos en contacto
ResponderEliminarGracias. Ese es el camino.
EliminarDespués de vivir mucho tiempo en la zona de pánico, y de descubrir que es el sitio más impresionante del mundo. Estoy volviendo a la zona de aprendizaje. Creo que toca consolidar. He descubierto que me interesan menos las zonas que los viajes entre zonas. Pero, desde luego, comparto el contenido de tu post al 100%. Quien no ha visitado la zona de pánico no sabe lo que se pierde. 😃
ResponderEliminarGracias, José Luis. Con los viajes se aprende. En las zonas, se atasca uno. Por eso hay que estar en movimiento siempre.
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