domingo, 19 de octubre de 2014

#SIMOeducación #SIMOaldía (1)

Escribír sobre la experiencia vivida en SIMO Educación durante estos días es complicado. Por muchas cosas. Por lo visto y oído. Por lo no visto, y esto lo explicaré después. Por las desvirtualizaciones y los reencuentros y por esas tertulias de comidas y de la cena del viernes.

Pero, vamos por partes.


El jueves llegué a media mañana algo despistado. Me di una vuelta por el recinto y ya comprobé que iban a convivir dos mundos paralelos: las empresas y las experiencias docentes. Al primer mundo no me he acercado, y por eso lo de no visto que mencioné anteriormente. De hecho, unos chavales estaban haciendo una encuesta y se quedaron poco menos que a cuadros cuando les dije que no había visto ningún stand. Y al segundo me he acercado todo lo que he podido.


La primera ponencia a la que acudí fue la de Carlos Magro sobre la educación en tiempos de redes. Una charla muy "deweyana" (o sea, basada en Dewey) y en la que nos vino a decir que la Escuela debe educar al alumnado tal como éste vive y que en la escuela no debe servir sólo para aprender sino para hacer que el futuro sea mejor que el presente. Pero me quedo con una idea sobre todas: no hay que tecnologizar la escuela sino escolarizar la tecnología. Se repetirá.


Por la tarde acudí a escuchar a César Poyatos sobre mlearning. Me quedé con varias ideas, como que no hay nada mejor que compartir, colaborar y aprender cualquier cosa, en cualquier lugar y en cualquier momento o que el aprendizaje debe ser ubicuo, expandido, creativo, al revés, cooperativo, aumentado, conectado. En definitiva, que el alumnado sea el protagonista y que el mlearning permite todo esto. Finalmente, nos dejo un lema interesante: "muévete, mueve tu clase".

Fotografía

Y finalmente, acudí a la ponencia de Raúl Santiago, al que por fin pude conocer, sobre Flipped Classroom. No sólo me gustó por hablar con Raúl y una compañeras aragonesas, sino por la expectación creada ya que la sala estaba a rebosar y se quedó mucha gente fuera. Además, me gustó el planteamiento de que la clase inversa es posible porque hay múltiples aplicaciones y herramientas que facilitan invertir la clase, pero que, sobre todo, lo que hace falta es que los docentes nos demos cuenta de que nuestro papel ha cambiado.

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