Escribír sobre la experiencia vivida
en SIMO Educación durante estos días es complicado. Por muchas cosas. Por lo
visto y oído. Por lo no visto, y esto lo explicaré después. Por las
desvirtualizaciones y los reencuentros y por esas tertulias de comidas y de la
cena del viernes.
Pero, vamos por partes.
El jueves llegué a media mañana algo
despistado. Me di una vuelta por el recinto y ya comprobé que iban a convivir
dos mundos paralelos: las empresas y las experiencias docentes. Al primer mundo
no me he acercado, y por eso lo de no visto que mencioné anteriormente. De
hecho, unos chavales estaban haciendo una encuesta y se quedaron poco menos que
a cuadros cuando les dije que no había visto ningún stand. Y al segundo me he
acercado todo lo que he podido.
La primera ponencia a la que acudí
fue la de Carlos Magro sobre la educación en tiempos de redes. Una charla muy
"deweyana" (o sea, basada en Dewey) y en la que nos vino a decir que
la Escuela debe educar al alumnado tal como éste vive y que en la escuela no
debe servir sólo para aprender sino para hacer que el futuro sea mejor que el
presente. Pero me quedo con una idea sobre todas: no hay que tecnologizar la
escuela sino escolarizar la tecnología. Se repetirá.
Por la tarde acudí a escuchar a
César Poyatos sobre mlearning. Me quedé con varias ideas, como que no hay nada
mejor que compartir, colaborar y aprender cualquier cosa, en cualquier lugar y
en cualquier momento o que el aprendizaje debe ser ubicuo, expandido, creativo,
al revés, cooperativo, aumentado, conectado. En definitiva, que el alumnado sea
el protagonista y que el mlearning permite todo esto. Finalmente, nos dejo un
lema interesante: "muévete, mueve tu clase".
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