miércoles, 23 de julio de 2014

LA TORRE DE MARFIL

Están en su torre de marfil. Pensando que son intocables, que las bases de su poder son sólidas y están asentadas fuertemente. No hay alternativa a su sistema que se ha demostrado el más eficaz del último siglo. Sólo la última crisis ha cimbreado un poco el edificio, pero a base de sacrificios, de otros lógicamente, se puede salir. Y lo están haciendo con gran profesionalidad y entrega a la causa. 


Sin embargo, desde la lejanía de la altura, no se han dado cuenta de que para salvar su sistema lo han desnudado. Han quedado en evidencia y han abierto una puerta por la que sabemos quien está en la torre: el poder financiero y especulador y los políticos que le sirven. Y ahora quieren que sigamos comulgando con ruedas de molino, que sigamos pensando que no hay alternativa a su poder, que no cuentan las personas sino el capital. Eso es lo que tiene la torre, que hay mucha distancia con los ciudadanos de a pie y se pierde el sentido de los problemas reales. Y claro, se sienten amenazados porque alguien, muchos, muchísimos, han descubierto el pastel. Y los tildan de antisistema. Por ejemplo, el bipartidismo, que comparte la torre, critica a Podemos porque son antisistema sin darse cuenta de que es por eso por lo que tiene cada vez mas fuerza. ¿Quién puede defender un sistema que sólo beneficia a los bancos y a las grandes empresas, que está dominado por los intereses especulativos, que desmantela el estado del bienestar y que ha retrasado al país al menos hasta los años 70? A ver si resulta que los de la torre son los antisistema porque están en contra del ciudadano. Puede ser. ES. 

 


Y pasando al ámbito educativo, seguimos en la Torre de Marfil. Se hace una ley incomprensible (que no se comprende que haya que hacer una ley en cada gobierno, vamos. Por eso es, también, innecesaria) que prima los contenidos y que es segregadora, olvidando por completo las recomendaciones internacionales y la propia realidad. Y, lo que es peor, es incoherente porque plantea unos principios contrarios a sus objetivos. Por ejemplo:
  • ¿Cómo se puede reducir el fracaso educativo si se segrega y para titular hay que superar una prueba externa?
  • ¿Vale más una prueba externa descontextualizada o la labor docente de toda una etapa o todo un curso?
  • ¿Cómo se pueden primar contenidos si las pruebas externas van a ser de tipo PISA (algo confirmado por el propio ministerio)?

Y es que en educación la innovación es una especie de Podemos que ataca los intereses de grandes editoriales, de una administración anquilosada, de una normativa retrógrada en sus planteamientos e incoherente en su aplicación y de ciertos docentes, ciertas familias y cierto alumnado acostumbrados a hacer y a que se haga siempre lo mismo.

El sistema político no aguanta las consecuencias sociales de la crisis económica y el sistema educativo no es capaz de dar el paso decisivo hacia una educación adaptada al siglo XXI.

Como bien ha dicho Manuel Castellsestamos en un cambio de época y no en una época de cambios. La Torre se desmorona. ¿Qué construiremos después?

Claas+920+Axion

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