Hablando con mi mujer sobre qué sería de nuestra biblioteca de mas de 3000 ejemplares atesorados durante muchos años de convivencia y lectura me surgió la idea de recordar y, de alguna manera, homenajear a aquellos libros que por unos motivos u otros me han marcado. Por ser de los primeros leídos, por ser los primeros empeños de lectura, por el placer de volverlos a releer, por haberlos leído en momentos que te marcaron o, simplemente, por el recuerdo de esos momentos inigualables de lectura que no se sabe muy bien porqué se te quedan marcados.
No sabemos qué será de ellos y de los demás, de esos libros colocados con amor aunque con apariencia algo desordenada en estanterías repartidas por dos casas pero mayoritariamente localizados en nuestra casa lebrijana. No leemos como antes, por falta de tiempo, por falta de vista (los años se notan) y por unos hábitos de lectura diferentes adquiridos a lo largo de estos últimos años de redes sociales. Esperemos que el tiempo de "júbilo" nos la acerque de nuevo.
A lo largo de una serie de entradas los iré desgranando, pero empezaré por los primeros: Operación Sippacik, la historia de unos niños y de su burro en Chipre durante la guerra turco-chipriota y El Triángulo de las Bermudas que intenta explicar ese misterioso lugar. Lecturas casi de infancia y primera adolescencia. De ellos tengo la conciencia de que fueron los primeros libros que me leí y por eso no se me olvidan Son libros que marcan.
Y vendrán más: Herrumbrosas lanzas de Benet, El hombre sin atributos de Musil, Pablo de Olavide de Defforneaux. Ideología y mentalidades de Vovelle, El mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II de Braudel, La conjura de los necios de Toole, Bomarzo de Mújica Laínez, el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán, etc., etc., etc.
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